Su padre era consignatario de buques y se relacionaba con compañías danesas. "De ahí viene el tema", explica el cónsul honorario de Dinamarca en Vigo que, desde hace un lustro, es también el decano. "No por ser el más veterano", aclara, sino que "el democráticamente elegido entre los más antiguos".

-¿Cómo ha evolucionado el cuerpo consular en Vigo?

-Las primeras referencias son de principios del siglo XX. Está muy relacionado con el puerto, que es lo que da el cosmopolitismo a esta ciudad. Los barcos y el primer consulado que hubo fue el de los británicos. Cuando tenían la hegemonía mundial, para ir de Inglaterra a Sudáfrica tenían que atravesar la bahía de Vizcaya, de navegación muy dura, y muchas veces buscaban aquí un puerto seguro donde arreglar las averías. Otras naciones, como Brasil, Argentina y Cuba, deben su relación con Vigo a la inmigración. Por desgracia, de aquí salían muchos barcos con mano de obra gallega y no gallega. Ese tema ha conllevado temas consulares a lo largo de los años por la enorme cantidad de gallegos que tenemos familia en Latinoamérica: legalización de documentos, de herencias, de partidas de nacimiento

-El cuerpo consular, en la actualidad, ha perdido integrantes en la ciudad.

-Como colectivo, tiene menos integrantes que hace unos años, pero no menos importancia. Brasil, por ejemplo, lo concentró todo en las embajadas por un tema de costes y de estrategia, que respetamos. Otros países, como Argentina, Venezuela o Portugal, entienden que es mejor tener aquí representantes consulares con personal propio. Son cónsules de carrera; los demás somos honorarios.

-¿Cuáles son los motivos? ¿La creación de la Unión Europea?

-Ese no es un motivo excluyente. En Europa han pasado muchas cosas y, hoy en día, existe la libre circulación de ciudadanos, que reduce la demanda de trámites consulares. Hay algún país como Bélgica u Holanda que, por fallecimiento o jubilación, a la nación no le ha interesado cubrir el puesto o no ha encontrado con quién. Sin embargo, otros cónsules en Vigo tienen jurisdicción en toda Galicia e en otras regiones. Depende de cada país.

-¿Cuáles son las labores de un cónsul?

-Es el apéndice exterior de la administración de un país. No solo tenemos relación con el Ministerio de exteriores, sino también con Pesca, Economía, Turismo? Tenemos el honor de representar a un país. Eso es una globalidad de intereses. Abarcamos desde funciones notariales, hasta todo tipo de todo tipo de temas comerciales, culturales y políticos. También somos punto de votación. Vigo fue el único sitio de Galicia donde los venezolanos pudieron votar en sus elecciones.

-¿Son las labores comerciales las que ahora les ocupan más tiempo?

-Sí, pero no en exclusiva. Las labores consulares seguirán existiendo inevitablemente porque la gente se muere, la detienen, tiene problemas? Hay empresas que demandan servicios de información, que se canalizan a través de la embajada. Francia tiene a Citroën, ni más ni menos; Dinamarca, la naviera de contenedores más grande del mundo, Maerks, con dos líneas en Vigo; la exportación de carne en Argentina; o temas turísticos de Noruega.

-¿Qué tipo de asuntos preocupan en Dinamarca sobre Vigo?

-Sería pretencioso decir que en Dinamarca preocupan los transportes de Vigo, pero sí que les llama la atención Peinador, por sus conexiones complicadas y caras. Es un tema que a nosotros nos preocupa porque, si no son más sencillas y baratas, se pierde riqueza. Los consulados, modestamente, cuando tenemos contactos con la Administración, lo hablamos. No es una guerra de titulares periodísticos, tiene trascendencia.

-¿Hace perder negocio a Vigo?

-Evidentemente. No es una opinión, es un dato. Si alguien está en Madrid, de camino entre Sudáfrica y Copenhague, y quiere venir a ver aquí a tres contactos de pesca, le resulta muy complicado. De encontrar plaza, estas son muy caras. Los precios son un auténtico despropósito.