"Afortunadamente no hubo heridos; si en ese momento hay alguien mirando el escaparate no sé lo que hubiese ocurrido, podría haber sido fatal...". Todavía "temblando" por el susto, así se expresaba ayer Óscar Domínguez, el encargado de una zapatería de la céntrica calle Gregorio Espino contra cuyo escaparate se empotró la furgoneta de un repartidor de pan por un problema en el freno de mano. No hubo heridos, pero sí notables desperfectos materiales: además de la luna y la tarima del escaparate, unos 40 pares de zapatos resultaron afectados al impactar contra ellos los cristales.

Ocurrió pasadas las once y media de la mañana. En la zapatería Yescar, ubicada al lado de una cafetería con terraza, había cuatro clientes y el encargado estaba en la puerta porque iba a ver precisamente unos zapatos del escaparate. Pero de repente la furgoneta, una Nissan Vanette estacionada en una isleta en la confluencia con San Roque, atravesó un carril y acabó empotrada en el establecimiento comercial. El vehículo había quedado estacionado mientras el repartidor llevaba pan a un supermercado próximo.

El ruido fue como "un estruendo", relataba dos horas después el encargado de la zapatería, mientras él seguía atendiendo a clientes y los peritos valoraban los daños. La inclinación de la calzada en esa zona aumentó la velocidad de la furgoneta antes del impacto contra la luna del local.