Tan generosa es la madre naturaleza que aun castigándola con un mastodóntico puerto exterior como el de A Coruña, regala jardines de percebes. Y en cantidad suficiente como para atraer a los furtivos. Cinco acabaron identificados en la madrugada de este lunes por la Guardia Civil en una operación saldada con la incautación de 150 kilos del preciado crustáceo extraídos, ilegalmente, del dique principal de Punta Langosteira.

Es lo que le faltaba a la faraónica obra construida contra viento y marea. Pierde el embarque del buque de Navantia por inseguro, y ahora le crecen percebes en su escollera. En realidad no hay nada extraño en la aparición de este exquisito marisco en el flamante dique coruñés. Es la consecuencia natural de la violenta mar que tanto le perjudica. El percebe crece allí donde más golpea la ola, y su presencia en el Puerto Exterior viene a confirmarlo.

Lo ocurrido el lunes no es un episodio anecdótico ni puntual. Los tres kilómetros del dique están plagados de percebes. Tantos hay que los furtivos van a por ellos a sabiendas del riesgo y las sanciones. Ahora solo falta que también crezcan langostas, cuyo caladero quedó sepultado por la gigantesca explanada portuaria.