El Museo do Mar se prepara para acoger la que será la pieza estrella de su colección permanente: el esqueleto de un cachalote de más de nueve metros de largo. La dirección del centro de Alcabre quiere que la armadura ósea quede instalada y lista para su exposición a mediados del próximo noviembre. De esta laboriosa operación se encargarán técnicos de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), el colectivo que intervino en el varamiento del cetáceo en 2003 y dirigió el especializado tratamiento aplicado a los 171 huesos para mostrarlo al público del Centro de Interpretación As Telleiras (Vilalonga, Sanxenxo), donde se encuentra desde 2010.

La directora del Museo do Mar, Marta Lucio, se reunió estos días con responsables de Cemma para concretar los detalles del delicado traslado desde el centro de Sanxenxo. En la playa de Montalvo, perteneciente a este municipio, fue donde apareció muerta la ballena, además de la cría que llevaba en su interior. José Antonio Martínez, presidente de Cemma, estima que serán necesarios al menos siete días para concluir la misión. "No tendremos que desmontar todos los huesos. La armadura se diseñó de manera que pudiera separarse en varios bloques, como el cráneo, la cavidad torácica, extremidades... Pero aún así hay que hacerlo con mucho cuidado, porque son huesos grandes y pesados. Solo el cráneo, por ejemplo, pesa 400 kilos", explica.

Como había adelantado este periódico, la exposición de este esqueleto en el Museo do Mar de Alcabre se acordó antes del pasado verano en un gesto que el conselleiro de Cultura, Jesús Vázquez, agradeció expresamente al Concello de Sanxenxo, que cede la pieza "en depósito". Pero la fecha del traslado no se había concretado a la espera de los informes del arquitecto del singular edificio, César Portela. Marta Lucio necesitaba confirmar si el techo de la sala principal podría soportar la armadura ósea, y en efecto, parece que la estructura aguantaría la tonelada que pesa.

"Creemos que suspendida del techo permitirá a los visitantes apreciarla con mayor detalle", razona Lucio. Martínez comparte este planteamiento: "Así asombrará al público, que es de lo que se trata, y nos dará una idea de lo pequeños que somos frente a los animales que habitan nuestros mares". Una vez dispongan de todas las piezas armadas en el centro de Alcabre se decidirá la altura a la que quedará expuesta. El tejado de la sala principal mide ocho metros de alto y la idea inicial es situarla a una cota óptima para la visión del público.

Este posicionamiento en sala supondrá un cambio respecto a cómo se mostró hasta ahora al público la espectacular armadura, posada sobre una especie de cuna de hierro. Sin embargo, esto no supondrá ningún inconveniente a la hora de montar el esqueleto en Vigo, ya que desde Cemma aseguran que "está preparado para exponerlo colgado".

Lucio anuncia unas jornadas de puertas abiertas para que el máximo número de personas pueda conocer la pieza que protagonizará desde mediados de noviembre el contenido del Museo do Mar. Hasta entonces los trabajos relacionados con este esqueleto, al margen del traslado desde Sanxenxo y su montaje en Vigo, se centrarán en preparar los paneles que explicarán la particular historia de la armadura, desde el varamiento de la ballena poco después del hundimiento del Prestige, hasta la lenta limpieza y restauración de sus huesos.