El giro del PP permitió ayer al gobierno municipal arrancar el plan de amortización para rebajar la deuda e intentar dejarla a "cero" en 2016. Con su abstención, los populares dejaron solo al BNG en su rechazo frontal a la iniciativa. El paso dado demuestra que la cordura es posible en el PP local. Y también la coherencia, puesto que si los objetivos de los gobiernos populares en San Caetano y Moncloa son exactamente los mismos, esto es, reducir la deuda y el pago de intereses, no se entendería que en Vigo se predicase lo contrario. De la misma manera, que tampoco se entendería que llegado el momento crucial de dar la aprobación definitiva al plan exigiesen como condición "sine qua non" una rebaja de impuestos, -que obviamente todo ciudadano desearía- cuando ni el Gobierno central ni la Xunta la llevan a cabo alegando la actual situación económica.

Así pues, la lectura es que no se ha perdido la esperanza de la cordura en el PP local. Ojalá que ese giro también llegue a su postura sobre el aeropuerto y a otras demandas cruciales para la ciudad.