El pasado 20 de diciembre una asamblea multitudinaria de los arquitectos de Galicia forzó la dimisión de la Junta de Gobierno del Colegio con su decano a la cabeza. Nunca en su larga historia fermentó convulsión parecida. Pero hoy el ejercicio de la profesión es un estremecedor vacío y del futuro qué pensar. Estando en éstas, el gobierno colegial se dejó seducir por la superchería de conjugar crisis con autoritarismo y se aplicó con ardor terapéutico a echar sal en las heridas. El público reaccionó muy malhumorado.

La asamblea, en primera persona, dejó claro que la profesión no quiere ser mero espectador en esta encrucijada. Negó al "estado mayor" legitimidad para transformar la institución a su capricho, exigió debate del modelo colegial y amplitud de miras en las alternativas económicas. En lo concreto, rechazó de plano la imposición (por la puerta de atrás del presupuesto) de una centralización del COAG en Santiago de Compostela, con el cierre de las delegaciones territoriales instrumentado laboralmente de modo irreversible.

Como resultado, se convocaron elecciones, oportunidad bordada para un examen necesario. Con seguridad la profesión hoy es una cosa y mañana será otra. Un tránsito doloroso, plagado de dificultad y una aventura incierta donde lo inteligente es no ir a tientas, cada uno por su lado. El punto de encuentro ya existe pero hay que remozarlo. Felizmente desde los mimbres del actual COAG es bastante más fácil de lo que a veces se transmite salvaguardar y poner al día la institución que el futuro necesita.

En los últimos cuarenta años, en un país donde casi todo estaba por construir, los arquitectos tuvieron un enorme protagonismo, fueron años de bonanza que el COAG aprovechó (previsor y generoso) para crear ahorro y patrimonio propio invirtiendo precisamente en arquitectura, lo que le es genuino. Además, trazó su propia poética: Casa de la Conga en Santiago, edificio Plastibar, nueva Sede y plaza del Pueblo Gallego, en Vigo, en secuencia con el rico mosaico de las otras sedes colegiales.

Este patrimonio y previsión es lo que ahora permitirá, sin duda alguna, con una gestión competente, bien llevada en lo técnico y humano, sortear los problemas de liquidez que acechan genéricamente a instituciones, familias y empresas. Hay otro valioso patrimonio en la casa, su arraigada tradición de participación enriquecida con novedosos perfiles curriculares. Toda una garantía de que el COAG va a contar con los recursos precisos en el momento justo. Se presentan pues unas elecciones no muy enconadas, pero sí animadas.

Amén alguna presencia anecdótica de entre las candidaturas en liza, la oferta donde elegir es previsible que se focalice en dos opciones: a) la continuista, con los oportunos desmarques de un Carlos Quintáns al que, tengo para mí, han llevado a una cita equivocada, pues es economía y no gestión cultural la necesidad real que ahora toca atender; y b) el equipo diverso, que con el mejor organigrama para salir con éxito de la embarazosa situación actual, encabeza Antonio Maroño, dando forma organizada al sentir insumiso que estalló en la asamblea de diciembre.

En la primera candidatura llama la atención el difícil encaje, en la figura sumatoria de un decanato, de la lejanía que transmite su posicionamiento un tanto subido, cuando no algún menoscabo expreso sobre el común de la profesión que pretende representar. La segunda candidatura, por el contrario, convoca a todos los que están comprometidos con un mismo oficio a vivir mejor la institución colegial, organizando un natural lugar de encuentro, donde la diversidad se comparte y toda razón se argumenta.

El instinto del territorio es un rasgo primigenio del viejo oficio de arquitecto, de él se nutrieron emociones, habilidades y conocimientos ejercitados cada día de modo más abierto e impredecible, bien sea en Santiago de Compostela... como en Lugo, Orense, Ferrol, A Coruña, Pontevedra, o Vigo. Richard Buckminster Fuller inventó la cúpula geodésica para cubrir el mayor espacio con el mínimo recurso de material. Estos días el COAG paladea qué ofrecer.

*Arquitecto