Sentimiento unánime entre los colectivos ecologistas y dispar entre la ciudadanía. La decisión del gobierno local de prohibir los espectáculos de circo con animales en sus parcelas responde fielmente a la demanda que estas organizaciones realizaron reiteradamente a la Concejalía de Medio Ambiente. Pese a todo, la medida tomada ayer por la junta de gobierno local divide a los vigueses entre favorables y detractores, los primeros consideran que siempre conlleva un maltrato implícito a los animales y los segundos no.

La decisión de la concejalía de Chus Lago se produce después de haberse reunido en dos ocasiones con el partido ecologista Equo. "Los espectáculos de circo pueden parecer poco violentos, pero para los animales son una cadena perpetua y trabajos forzados", señala la formación, que, además, lo considera "antipedagógico". Por su parte, desde Amigos da Terra ayer felicitaban al Consistorio, "Se convierte en el noveno Concello gallego que adopta esta decisión, pero su condición de la mayor ciudad de Galicia aporta a la misma un carácter ejemplar que, esperamos, sirva de motor para el resto de municipios", reflexiona Antón Lois, su portavoz. En Verdegaia el sentimiento era idéntico, de hecho, ellos también se lo había solicitado al Concello y recientemente lo han pedido en Ponteareas, donde se alojó un circo. "Los principales problemas son el escaso espacio que tienen, muy diferente a un medio natural, y el constante movimiento en el transporte, lo que les produce gran estrés", señala Joao Serdoura, portavoz de Verdegaia encargado de este tema. En esta línea se manifestaba Alfredo López, director del CENMA, quien subrayaba el caso de un circo que vino a la comarca con tiburones: "Se incendió el remolque y los metieron en contenedores. Las limitaciones son evidentes, no quiere decir que los traten mal, pero las condiciones no son adecuadas", insiste.

La percepción ciudadana no es siempre así, y en algunos casos resulta contradictoria. "Cualquiera podía ver que no eran las mejores condiciones, estaban sucios y enjaulados, pero prohibir debería ser lo último, es muy radical", sostiene Cecilia. Más directa es la familia de María: "Llevé a mi hija y ahora va mi nieto, es exagerado esto, yo no veo maltrato", sostiene. Y en la misma línea se manifestaban Julia y Ramón, "el circo es una actividad productiva en la que los niños disfrutan, así que a mí me gusta. Si de verdad se demostrase un maltrato habría simplemente que retirarle la licencia, no es cosa del Concello", comenta ella.

En el lado opuesto se encontraba Nieves y su hija Carla. "Me gusta el circo sin animales, con acrobacias y payasos. Una vez fuimos a Samil y resultó muy cutre, era evidente que los animales allí no estaban en las mejores condiciones", comenta la madre. Su opinión es la misma que la de Tamara, "me gustan los animales, así que verlos enjaulados no me agrada. Creo que es una buena decisión que transmite una imagen positiva de Vigo", concluye.