Si el año pasado fue Luís Espada, Valedor do Cidadán, el encargado de leer el pregón de la festividad del Cristo de la Victoria, este año el turno fue para Felipe Bárcena y Varela de Limia, Conde de Torre Cedeira. Rodeado por el alcalde, Abel Caballero, y por la Hermana Mayor de la Cofradía del Cristo de la Victoria, Marora Martín-Caloto, el pregonero hizo un amplio repaso por la historia del Cristo remontándose incluso a tiempos anteriores a la batalla contra los franceses, demostrando grandes dotes como historiador.

El Pazo de Quiñones de León fue testigo de halagos a esta fiesta grande de Vigo por parte del conde, que comenzó su intervención diciendo que no se tomó esta lectura como "un mero trámite". Recordando incluso su juventud, fue contando poco a poco como pudo haber llegado la tradición a la ciudad olívica, y desmitificó el significado de Cristo de la Victoria como alusión a alguna guerra, sino que, como indicó, se refiere a "la que logró el señor sobre el pecado, o lo que es lo mismo, el triunfo de la vida sobre la muerte".

Del mismo modo, y a pesar de que, como dijo, ya no cabe un alfiler en las celebraciones, animó a todos los ciudadanos y turistas a que se sumasen a esta fiesta con "devoción a la santa misa" y "acompañar a la imagen del Cristo en su recorrido por las calles de la ciudad".

Referencias a la crisis

Por último, Felipe Bárcena quiso elevar una petición al Cristo de la Victoria, en la que pidió que iluminase "la inteligencia de nuestros gobernantes para que cada uno de ellos acierte en su cometido, conduciendo a la patria por la senda del progreso intelectual y del bienestar material".

El siguiente en intervenir fue Abel Caballero, que apostó por la festividad como fuerza reafirmadora de la "identidad como cidadáns de Vigo" y se centró en reivindicar el espíritu de "colectividade e unidade da tradición".

La "procura de un mellor horizonte económico" y "la sabiduría de decisión para as metas do emprego e das melloras sociais" se basarán, según Caballero, en la unión de todos y todas los gallegos y vigueses. "Consenso para dejar atrás esta crise con solidaridade, para que ninguén quede no camiño", sentenció el alcalde vigués.