Óscar Blanco no oculta sentirse "afectado" tras rescatar a un joven que se cayó al mar la madrugada del domingo en As Avenidas mientras hacía botellón con sus amigos. Aunque reconoce que él y sus compañeros están ya acostumbrados a recoger en las zódiac a chavales que se tiran unos a los otros al agua las noches de los fines de semana, nunca antes este vigilante del Náutico había afrontado un suceso de tal gravedad, que casi le cuesta la vida a I. A.S., de 21 años.

Pero afortunadamente, allí estaba Óscar. Todas las personas preguntadas coinciden en la importancia de la presencia y actuación de este guardia de seguridad para que Isaac saliese con vida del accidente. Óscar, sin embargo, considera que, simplemente, hizo "lo que tenía que hacer".

No era una noche en la que el paseo de As Avenidas estaba especialmente concurrido. "Había unas 500 o 600 personas, y sobre las 5.20 horas, cuando ocurrió el incidente, se había acabado el botellón, quedaba una veintena de jóvenes", relata el vigilante. Ya había observado desde la terraza del edificio de Capitanía al joven acercarse varias veces al borde marítimo, junto a la escultura en homenaje a Julio Verne, para orinar. "Estaba bien, pero cada vez iba peor", comenta Óscar Blanco. "Estaba bajo los efectos del alcohol, se tambaleaba, y decidí bajar las escaleras e ir a la zódiac por si se precipitaba al agua y así tener margen de tiempo para sacarlo", confiesa.

Siempre sin apartar la vista de Isaac, mientras descendía las escaleras vio cómo el joven se caía al mar. "Cayó de espaldas a un metro y medio de altura; la marea estaba alta. Se estaba abrochando el pantalón y al darse la vuelta debió de perder el equilibrio y se fue al agua", narra este guardia de seguridad redondelano, que lleva trabajando en el Náutico desde septiembre del año pasado.

Acto seguido se subió a la lancha neumática. "El chico se movió un poco, pero ya estaba empezando a hundirse", dice. Asegura que no dudó "en ningún momento". "Razoné bien", agrega. Ayudado por un amigo del herido, lo subió a la embarcación y lo trasladó al pantalán flotante. "Llamé al 061 y me indicaron que lo pusiera de lado, hacia la izquierda, para que expulsara el agua y la espuma y no se atragantara", recuerda el vigilante.

El joven salió del agua con pulso –eso sí, débil– pero a los "dos o tres minutos" dejó de respirar. Entró en parada y Óscar comenzó a reanimarlo. "Nos enseñan cuando sacamos el título", aclara. Asegura que la ambulancia medicalizada llegó al Náutico en pocos minutos. "No tardó nada", insiste.

Futura visita al hospital

Óscar reconoce que todavía no ha ido a visitar a Isaac a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Xeral –donde permanece ingresado– debido a su estado de gravedad. Prefiere posponer la visita para cuando el joven que se precipitó al mar accidentalmente junto al Náutico mejore y salga de la UCI. Al ser preguntado si los familiares de I.A.S. se habían puesto en contacto con él, el guardia de seguridad se limitó a decir que "de momento no".

Después del trágico suceso –sobre el que todavía se desconoce el desenlace–, Óscar acudió a su puesto de trabajo en el Náutico, aunque admite que no con la normalidad de cualquier otro día. "Algo así siempre te afecta", concluye.