Después de “cuatro años difíciles, pero muy estimulantes”, Salvador Fraga anunció ayer que no se presentará a las elecciones del próximo 11 de mayo. Acompañado por los miembros de su equipo, Andrés Touceda y Alba Rodríguez, que sí podrían continuar, ha gestionado la delegación en uno de los peores momentos para el colectivo de los arquitectos.

-¿Cierra esta etapa con la sensación de haber culminado una travesía en el desierto?

-Nos ha tocado vivir una situación convulsa y que no era la que se esperaba. Cuando llegamos, el desafío era rematar la nueva sede en el solar de El Pueblo Gallego y hemos cumplido un trámite muy complicado que ha dado como resultado que la delegación del COAG esté, desde el punto de vista patrimonial, con un horizonte despejado. También tenemos la satisfacción de haber cedido a la ciudad una plaza de 1.500 m2 al lado de la Puerta del Sol y ofrecerle un edificio que se identifica con la arquitectura más puntera.

-Seguir adelante a pesar de la crisis implicó cierto riesgo.

-Hubo determinación, un crecerse ante la dificultad, y acierto en la gestión. El papel que nosotros decidimos seguir es el de ser emprendedores en esta ciudad de emprendedores. Y tanto lo fuimos que, en un entorno tan adverso, el edificio y la plaza están aquí.

-A pesar de este logro, la carga de trabajo ha disminuido un 90%, ¿se va del cargo con una sensación agridulce?

-Sí, porque los arquitectos afrontamos un momento muy malo. La situación es de estrechez económica, pero como institución tenemos la satisfacción de poder decir que está salvaguardada y sigue siendo útil e imprescindible.

-¿Se han sentido respaldados por el colectivo de arquitectos?

-Agradecemos a los compañeros el calor que siempre sentimos y también el acogimiento de la ciudad a la nueva sede. Ha pasado a formar parte de los nodos más dinámicos y entiendo que es muy querida. He percibido solidaridad desde la sociedad y desde las instituciones. El corazón de Vigo, que es la calle Príncipe, tiene ahora dos broches, el Marco y el COAG.

-¿Lo tendrá más difícil la próxima junta directiva?

-Quiero creer que lo más difícil ya pasó. Tengo el convencimiento de que la arquitectura tendrá un papel creciente en la nueva etapa que se abre y que ya no va a ser tanto construir lo nuevo, sino reciclar lo existente. Es un nuevo marco, sobre todo para los más jóvenes, cargado de estímulos. La rehabilitación y reconfiguración de la confusa y tan peculiar periferia de Vigo es un desafío y una tarea para los próximos años.

-¿Le preocupa que la denuncia presentada por un colegiado empañe su gestión?

-El COAG es una institución pequeña en número de colegiados donde el acceso a todos los documentos económicos es no solo libre sino fácil. Todos los años las cuentas se auditan, se someten a asambleas y siempre se han aprobado por amplísimas mayorías. El presupuesto de 2011 se aprobó por 74 votos a favor, cinco abstenciones y ninguno en contra. Esto quiere decir que la adversidad al final hace piña.

-Ha aclarado en su comparecencia que tradicionalmente se presentan candidaturas mayoritarias, que no de consenso. ¿Qué pasaría si hay una segunda lista?

-Cuantas más, mejor. Significa que hay un mayor abanico de opciones de futuro.

-¿Ha empezado a calar su llamamiento a las administraciones para que pierdan el miedo a modificar los planes de urbanismo?

-He procurado serenar el urbanismo en Vigo. Se malgastan demasiadas energías políticas, empresariales, técnicas y sociales en controversias que en la práctica no producen una mejora en las condiciones de vida de nuestras ciudades. Es un contrasentido. Hay cuestiones meramente técnicas que se deben deslindar del gran debate político, para el que se deben dejar los grandes temas genéricos como el modelo de ciudad.

-El Plan Xeral ha sido un arma arrojadiza, ¿le ha costado mantener esta postura?

-Ha habido incomprensiones grandes, pero nuestra convicción y la vivencia directa del urbanismo nos hacían perseverar. El plan hay que debatirlo cuando está tierno, en croquis, y en ese momento se tienen que pronunciar administraciones, políticos... Lo que no tiene sentido es que cuando está rematado el tejado de la casa se empiece a discutir si la entrada debería estar al norte o al sur.

-Vigo acaba de inaugurar su auditorio y está pendiente de otras infraestructuras que cambiarán su fisonomía, ¿cómo ve el futuro?

-Los últimos treinta años se emplearon en Galicia paracrear equipamiento y dotaciones que no existían. El auditorio, el nuevo hospital y la entrada del AVE serán parte de la nueva geografía construida de la ciudad y un tema trascendental es que Vigo, desde el punto de vista ferroviario, deje de ser una estación término, y pase a ser el eslabón que dé continuidad a la Eurorregión. En los últimos años me ha sorprendido la madurez social de Vigo, ese aplomo heredado de las reconversiones industriales que tiene en un momento de incertidumbre como el actual, y también que cada vez se valora más la arquitectura. Esto está empezando a marcar un diferencial respecto a otras ciudades gallegas y el valor arquitectónico de los edificios que se construyen aquí está muy por encima de la media. Y de esta apreciación forma parte toda la rehabilitación del casco antiguo y, en general, del área central de la ciudad.

-Un camino a seguir...

-Vigo es una ciudad portuaria de larga tradición industrial que ha tenido que hacer frente a uno de los procesos de crecimiento urbano más intenso y del que ahora están surgiendo los valores de una nueva sensibilidad. Se trata de hacer de lo que fue necesidad la virtud en el futuro. Todo eso que surgió de un día a día muy acuciante, además de la complejidad geográfica, es ahora mismo uno de los elementos de creatividad y aportación novedosa de la arquitectura viguesa. No es una ciudad fácil para los arquitectos, pero los emplazamientos tienen mucha carga energética

-Esa cantinela de que vivimos en una ciudad fea parece haber perdido su sentido, si es que en algún momento lo tuvo.

-Esto lo oigo mucho a los vigueses, pero también escucho las opiniones muy distintas de quienes la conocen por primera vez y son muy favorables. Vigo ya es una ciudad para venir a ver arquitectura.

-¿Qué papel han jugado los arquitectos locales?

-Los profesionales de la ciudad hemos desempeñado un papel con nuestra labor y con nuestra inteligencia y capacidad de colaboración con figuras del contexto global que hoy es la arquitectura.