Después de dos años de crisis, a las puertas de Cáritas ya no llegan únicamente indigentes o inmigrantes irregulares. Demandan su ayuda cada vez más autónomos de pequeños comercios y talleres que han tenido que cerrar, hombres solos, separados o divorciados, que al no tener cargas familiares no tienen derecho a recibir prestaciones sociales, y muchísimas familias españolas jóvenes y con hijos pequeños.

En este grupo se encuentra la familia de Juan José y Lorena, dos parados de larga duración que hace ocho meses decidieron acudir por primera vez a la ONG. "Si hace dos años me cuentan que llegaríamos a esta situación, hubiera pensado que era un chiste", asegura el padre de familia, que aún recuerda los meses en que su hogar ingresaba casi 2.000 euros y era perfectamente autosuficiente.

Después de toda una vida dedicada al sector cárnico, Juan José lleva dos años sin trabajo y actualmente cobra la prestación de 426 euros para quienes no tienen derecho a paro. Estos son todos los ingresos regulares que entran en casa y 400 euros se "esfuman" a primeros de mes para el alquiler. Su mujer tiene experiencia en el sector hostelero, pero no tiene derecho a paro, así que ahora mismo está centrada en el cuidado de sus dos hijas, de 8 años y 18 meses. La pequeña sufre un problema de corazón que, por si fuera poco, les obliga desde hace un año a desplazarse a A Coruña para que reciba tratamiento.

Los familiares les ayudan en lo que pueden, pero tanto el padre de Lorena como la madre de Juan José son pensionistas y no pueden realizar grandes desembolsos. "Lo que nos concede Cáritas es básico para nosotros", reconoce el matrimonio, que recibe 65 euros para alimentos y un vale para pagar la electricidad.

Estos fondos son, junto a los que recibe Juan José por instalar mamparas para una empresa, los recursos con los que cuenta la familia. Están desde marzo a la espera de recibir la ayuda de 300 euros de la Xunta para menores de tres años y otros 38 por tener que desplazarse a un hospital de A_Coruña. Igual de sorprendente que fue para ellos tener que acudir a Cáritas, confían en que les llegue una nueva oportunidad de trabajar y ayudar a otras familias.