Además de un icono de la arquitectura industrial, La Panificadora ha alcanzado el difícil objetivo de consituirse en parte de la identidad de Vigo. Así lo consideran arquitectos consultados por este periódico, quienes se muestran a favor de que se conserve la antigua factoría. Sobre su uso como Biblioteca del Estado, Salvador Fraga y Guadalupe Piñera lo creen adecuado, mientras que César Portela y Martín Curty no se pronuncian sobre la utilización. Éstas son sus opiniones

Salvador Fraga. El decano del Colegio de Arquitectos en Vigo y uno de los artífices del proyecto que convirtió la antigua cárcel de Príncipe en el MARCO, afirma sobre La Panificadora que "hay que desbloquear la situación de un edificio tan singular situado en un emplazamiento privilegiado". Fraga destaca del conjunto dos valores: "Forma parte del paisaje urbano por la percepción de su silueta en el fondo arquitectónico de la ciudad; y es un edificio noble con un gran desgaste pero muy aprovechable". Respecto a la biblioteca, indica que "estas dotaciones tienen que estar en lugares céntricos, y el emplazamiento es adecuado".

Guadalupe Piñera. La autora de la nueva sede del COAG y el proyecto de la Ciudad de la Justicia –en ambos casos junto a Jesús Irisarri–, explica que "todo el conjunto, y no solo los silos, es muy interesante, de gran valor como arquitectura industrial". Resalta además que "parece un buen lugar para la biblioteca", y añade que, por su ubicación, dimensión e interés, "hay que darle muchos usos".

César Portela. El arquitecto pontevedrés, –que diseñó el Auditorio de Beiramar, Museo do Mar, Verbum y la proyectada ampliación de Peinador–, conoce bien el PEPRI, ya que participó en su redacción. "La Panificadora es un hito de la memoria arquitectónica de Vigo y forma parte del imaginario de la ciudad. Hay que conservarlo rehabilitándolo", propone.

Martín Curty. También conoce bien el ámbito José Antonio Martín Curty, arquitecto, investigador y autor de varias obras sobre Vigo, ya que hizo dos estudios de detalle para La Panificadora. "Creo que hay que defender la parte proyectada por Gómez Román, y se puede prescindir de la ampliación de Emilio Bugallo Orozco en los años 50 y 60, además de eliminar el resto de las construcciones como chamizos o galpones", sugiere.