El Día sin coches no lo fue tanto. La iniciativa puesta en marcha por la Unión Europea para concienciar a la población en la necesidad de cambiar los hábitos de movilidad en las ciudades ha pasado desapercibida en Vigo, al igual que en la mayor parte de las ciudades en las que se llevó a cabo, y se ha quedado, según denuncian varias asociaciones ecologistas, en “una medida de cara a la galería”.

En la jornada de ayer, los atascos fueron los habituales en la ciudad. Desde la Asociación de Taxistas de Vigo se asegura que “no se ha notado absolutamente nada, el tráfico ha sido el mismo de siempre”. La Concejalía de Transporte tampoco aporta datos significativos, y la asociación ecologista Verdegaia asegura que “la repercusión en Vigo ha sido nula”.

El alcalde, Abel Caballero quiso dar ejemplo al desplazarse andando a uno de los actos oficiales en los que participó ayer, donde recomendó a la ciudadanía “racionalizar” el uso del transporte, andando en los desplazamientos cortos y usando el transporte público para los largos, y en caso de utilizar el vehículo propio hacerlo de una manera eficiente, ya que ahorra hasta un 15 por ciento de combustible. Sin embargo, parece que este llamamiento, unido a la gratuidad de nueve de las líneas de Vitrasa, no han sido suficientes para lograr una repercusión real en los objetivos que busca el Día Europeo sin coche.

Escasa relevancia

Según la página oficial de la Semana Europea de la Movilidad, España cuenta con el mayor número de ciudades apuntadas a la iniciativa, con un total de 567, seguida por Austria y Francia. Sin embargo, la relevancia ha sido escasa, y la propia Dirección General de Tráfico calificaba el tráfico de “bastante malo” en las principales ciudades españolas, con importantes retenciones en Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia.

Desde la asociación Ecologistas en Acción se asegura que las medidas adoptadas por los ayuntamientos españoles “pecan de falta de ambición y rara vez suponen una restricción al uso del automóvil en la ciudad”, y afirman que las medidas se han quedado en “actividades cosméticas”. Muestra de esta poca ambición, como argumentan los ecologistas, es que la principal medida adoptada sea “algo tan timorato como la gratuidad del autobús urbano, propuesta muy alejada del espíritu de esta convocatoria”. La misma opinión comparte Verdegaia, que asegura que las medidas adoptadas en Vigo “fueron de cara a la galería”, y que “la mayor parte de la ciudadanía ni se enteró”.