Después de más de tres años clausurados por orden del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) por carecer de la "preceptiva y previa licencia", los seis locales comerciales del número 17 de la calle Rosalía de Castro reanudan su actividad. Aunque hay caras nuevas. Sólo tres de los antiguos negocios (la inmobiliaria, la tienda de ropa infantil y la cafetería) reabren con los mismos dueños que en 2006. La antigua frutería dará paso a otro tipo de negocio, el establecimiento de la compañía de seguros será sustituido por otra empresa del mismo sector y la panadería continúa con la misma actividad, pero regentada por otras personas, según afirma el gerente de la Inmobiliaria Rosalía de Castro, César Abrain.

Los seis locales comerciales lograron la licencia de apertura ya el año pasado (en primavera) y tras la obtención de permiso, los comerciantes aprovecharon la ocasión para realizar reformas y así ajustarse a la normativa vigente. Actualmente la panadería, la tienda de textil y la inmobiliaria ya funcionan a pleno rendimiento. El local hostelero, la antigua frutería y la agencia de seguros todavía están en obras. "Abriremos esta semana o la próxima", señala el propietario del bar, quien asume la reapertura de su negocio "con ganas e ilusión". "Lo perdido, perdido está", dice en alusión a los perjuicios económicos generados por el cierre del establecimiento. En este caso, las obras consistieron básicamente en la eliminación de barreras arquitectónicas y la adaptación de los espacios a personas con discapacidad.

En relación a la inmobiliaria, que gestiona los alquileres de los seis negocios, no cesó su actividad durante estos tres años. "Nosotros conservamos el escaparate del bajo y nos trasladamos al primer piso del mismo edificio cuando tuvimos que cerrar, por lo que no sufrimos grandes daños. La tienda de ropa también se mudó a otro local. Pero bueno, lo cierto es que no es lo mismo tener un negocio abierto al público en una primera o segunda planta que en un bajo, donde es más visible", explica el gerente de la inmobiliaria, César Abrain.

Después del disgusto que se llevaron los propietarios de los negocios, ahora vuelven a sonreír y a asumir una nueva etapa empresarial tras un largo paréntesis, en algunos casis sin actividad, con motivo de un fallo judicial del alto tribunal gallego.