Cuenta con muchos seguidores en nuestra ciudad y últimamente está más de moda que nunca gracias a la celebración del festival "O Marisquiño", que empieza a convertirse en un referente nacional. Pero el skate en Vigo aun dista mucho de disfrutar del protagonismo que se merece. Al menos esto es lo que opinan sus seguidores.

Samuel Vila es skater y no duda a la hora de señalar las deficiencias de las instalaciones de las que disponen los que practican este deporte en Vigo. Se muestra mucho más optimista cuando se trata de la situación del skate como deporte en nuestra comunidad. "Actualmente la cantidad de skaters en toda Galicia es muy alta y cada día va a más, pero en cuanto a instalaciones, en muchos sitios como en Vigo, vamos a menos. Prácticamente en toda España, el nivel de pistas para la práctica del skate esta creciendo acorde a la de gente que patina; incluso en muchas zonas están empezando a hacerse pistas cubiertas. Aquí en Galicia se han hecho pistas en Santiago, Coruña, Bastigueiro(Coruña), Cangas, Gondomar, Lugo... Para mi gusto la mas llamativa es la de Salvaterra do Miño, que cuenta con uno de los pocos bowls de Galicia", explica Samuel.

Las quejas de la comunidad skater viguesa no se quedan en la falta de instalaciones, sino que van más allá, señalando la mala calidad de las pocas pistas que hay. "Los ayuntamientos las encargan a empresas ajenas al mundo del skate, o empresas de skate que ofrecen rampas baratas de baja calidad, sin contar con los gustos de los patinadores del lugar, lo cual es una pérdida de dinero", lamenta Samuel.

Mala fama

Las reivindicaciones de Samuel y de otros aficionados al skate se centran principalmente en reividincar su derecho a practicar un deporte que no se puede asociar al vandalismo. Todos coinciden en señalar que el factor social en estos casos es fundamental: "No somos vándalos como nos ve mucha gente. Somos deportistas que amamos el deporte que practicamos, porque supone algo muy importante en nuestras vidas".

Lo importante es dejar claro que no se trata de una tribu urbana ni de una época pasajera. La pasión de estos aficionados es el deporte. "La prueba es que no todos los skaters visten igual, ni escuchan la misma música; simplemente somos gente a la que nos une el amor por un deporte", añade Samuel.

Los aficionados al skate vigueses están dispuestos a probar que lo suyo no es cuestión de modas, aunque "la gente no entienda la satisfacción que nos da hacer los kilómetros necesarios para poder patinar en sitios y con compañeros nuevos