Hasta un millar de personas en un tramo de calle de poco más de cien metros de largo y sus aledaños. El botellón de Joaquín Loriga, el primero que vetará el Concello, a mediados de mayo, no es el mayor de Vigo -lo supera el de Praza da Estrela-, pero sí el que concentra a más jóvenes en menos espacio, con edificios de viviendas a ambos márgenes. La junta de gobierno aprueba el lunes el expediente para declarar la prohibición de reunirse y consumir alcohol allí, e incluye partes policiales en los que se acredita la presencia de entre 800 y 1.000 personas en la calle a la una de la madrugada.

Loriga cumple todos los requisitos de la nueva ordenanza municipal del botellón, según la documentación recabada por el Concello. La afluencia masiva y sus efectos colaterales provocan una “alteración grave de la convivencia ciudadana”, la causa que motiva la declaración de “zona protegida”. La norma establece multas de entre 300 y 3.000 euros por infracciones que van desde concentrarse para beber alcohol hasta destrozar mobiliario, orinar en los portales o timbrar en los pisos “de forma indiscriminada”. El expediente incluye un estudio encargado a instancias del Valedor do Cidadán, Luis Espada, una de las personas más implicadas en la defensa del derecho al descanso vecinal contra el ruido nocturno en las zonas de copas. El trabajo recoge mediciones en la calle a primeras horas de la madrugada, con valores que superan en 9 decibelios al que se produce en ausencia de botellón.

También se incluyen varias denuncias de los representantes de los vecinos de la calle, que reunieron hasta 800 firmas para reclamar al Concello que ponga fin al problema que padecen.

Destrozos

Otra de las condiciones de la nueva ordenanza, que aún no ha entrado en vigor, es la constatación de “actos vandálicos que ocasionen daños en los bienes públicos o privados”. En este caso se agregan actas policiales sobre destrozos en papeleras y contenedores en las inmediaciones de Loriga y Ecuador. También señalan los informes que los jóvenes que se concentran en la zona tiran al suelo vasos de plástico, bolsas, botellas y envoltorios de alimentos.

A las conductas incívicas se unen partes sobre los problemas de salud. En julio de 2008 la Policía Local informó de que un joven estaba inconsciente, con un coma etílico, por lo que tuvo que ser trasladado al Meixoeiro. Tras la aprobación, el lunes, se abrirá un periodo de alegaciones, y en torno al 10 de mayo se prohibirá el botellón en la calle.

Un área con tramos de Ecuador y Venezuela

La prohibición de hacer botellón no afectará a toda la calle Joaquín Loriga, sino al tramo entre Venezuela y Ecuador, que es el registra una concentración masiva de personas las noches de los jueves, viernes y sábados. Pero el veto no se queda aquí. La práctica se extiende al entorno comprendido entre abmbas calles, con lo que entra también una parte de Simón Bolívar y las calles Panamá y Finisterre.

El Concello instalará carteles, unos días antes de la prohibición, en los accesos. Los indicativos señalan que el área es “zona protegida”,y dibujan todo el ámbito afectado. El alcalde, Abel Caballero, apuntó ayer que Loriga y su entorno “cumplen todos los requisitos de la ordenanza reguladora para eliminar las incomodidades que provoca el botellón”. Por el momento no está previsto suprimirlo en otros lugares. En un principio el Concello apuntó a O Berbés y Teófilo Llorente. Caballero no lo descarta, pero apunta que por ahora no existen denuncias ni se dan todos los requisitos para aplicar la medida en estos lugares.

La normativa municipal que regulará el botellón en Vigo incluye sanciones de 300 a 750 euros por conductas como orinar en la calle o golpear el mobiliario público. En diciembre del año pasado la Policía Local visitó la calle y emitió un informe en el que señala la “costumbre de algunos jóvenes practicantes del botellón de orinar en los accesos de los garajes sitos en la calle Ecuador”, lindante con Joaquín Loriga.

Vehículo desplazado

También se recoge un caso poco común. Un vecino de la zona denunció que un grupo de jóvenes desplazó su vehículo hasta “hasta el medio de la calle Ecuador, a la altura del colegio Enseñanza”, según figura en otro acta policial.

El gobierno local concluye que se dan todas las circunstancias, con la documentación recopilada, para declarar Joaquín Loriga “zona protegida”. Será la primera en la ciudad, aunque el Concello tiene la potestad de ampliar la medida a otros lugares si se constata una “alteración grave de la convivencia”.