Carvin Jones probablemente sea de los guitarristas virtuosos con la técnica más sucia (por no decir chapucera) que pueda escucharse. ¿Importa demasiado?. A él está claro que no, como muestra su falta de pudor a la hora de tocar la guitarra con los dientes, con los pies, utilizando una botella de cerveza como “slide” o cuando afina la guitarra durante el solo del bajista. ¿Y al público?. Pues si fuese a escuchar las “Siete variaciones sobre guárdame las vacas” de Narváez (por poner un ejemplo) probablemente se quedase entre asustado y perplejo. Pero lo que sonaron fueron sobre todo versiones de Jimmy Hendrix, Steve Ray Vaughan o John Lee Hooker. ¿Que hay formas más limpias de tocar esas piezas del canon “bluesero”?. Pues sí, ahí están Eric Clapton, Frank Marino o Buddy Guy. Pero lo que se revela en espectáculos como el del jueves es la naturaleza ritual del concierto y su función ceremonial.

El virtuoso aparece como trasunto del sacerdote oferente y el concierto se convierte en una especie de ritual de sacrificio, y a quien le tocó sufrir de lo lindo en esta ocasión fue a la Fender Stratocaster del guitarrista. La violencia con la que rasga las arterias de su guitarra o los machetazos de su distorsión sobre “Foxy Lady”, “Purple Haze”, “Johnny B. Good” o “Sunshine of your love” (las despieza hasta hacerlas casi indistinguibles) conducen al asistente a una especie de entusiasmo báquico. Se llegó al delirio cuando a Carvin Jones se le dio por bajarse del escenario y tocar entre el público -donde, aun despreocupándose del micro y de cantar, se pasó casi la mitad del concierto. Jones muestra que no se trata tanto de “tocar” (que lo hace muy bien, destacando su solo en “Little Wing”) como de saber ejercer como maestro ceremonial y hacer sentir partícipe al público de un acto especial. Y visto la cantidad de bises que le pidieron, el guitarrista tejano lo consiguió.

Él confesó habérselo pasado en grande y, antes de subirse a la mesa donde se firmaban los discos para seguir tocando un poco más, prometió volver pronto. Si quieren divertirse, les recomiendo que no se lo pierdan.