El sentido común anima a no caer en ostentaciones con los examinadores, aunque los pequeños detalles siempre funcionan. Además de escoger minuciosamente un hotel próximo al mar, en Bouzas, para hospedar a los seis miembros de la comisión evaluadora, la organización dejó ayer en sus respectivas habitaciones una tarjeta, una gran chocolatina con el logotipo de la candidatura Vigo 2013 y una cámara personalizada para que fotografíen las instalaciones y cualquier otro detalle digno de mencionar en su informe.

No se deja nada al azar. Carteles en las principales calles del casco urbano, pequeñas enseñas en los autobuses y tres vehículos serigrafiados con los colores de la Universiada cedidos por Citroën para los numerosos desplazamientos que realizarán estos días por la ciudad.

Como una de las señas de identidad, la ría será también uno de los atractivos que se venderán a las autoridades internacionales, a las que se intentará conquistar con el gran acto del sábado por la tarde en As Travesas, a las cinco y media, y una cena oficial con representantes de la Xunta y la plataforma pro Universiada en el marco incomparable del Museo del Mar. Todo esfuerzo parece poco al proyecto de Vigo para asegurarse estos seis apoyos de la FISU.