Con todos los niños y niñas que vienen al mundo cada año en Galicia, se podría llenar de vida un ayuntamiento similar en población a A Estrada o Lalín. Por encima de los 20.000 nacimientos. Concretamente, 21.392 durante 2006, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. Parecen muchos, y lo son en comparación con los 18.500 que se contabilizaron hace una década, cuando el relevo generacional en la comunidad tocó fondo. Pero insuficientes para levantar el crecimiento vegetativo, la diferencia entre los alumbramientos y las defunciones. En números rojos. La eterna crisis demográfica gallega se agudiza y sólo se salvan ya 48 concellos -de los 315 que tiene la comunidad-, en los que se contabilizan más nacimientos que muertes. Son, sobre todo, ayuntamientos cercanos a grandes ciudades, a punto de dejar atrás su condición de localidades dormitorio. Y la mitad, además, de la provincia de Pontevedra.

A la cabeza, Ames, que se roza con Santiago de Compostela. Allí nacieron 322 niños en 2006. Es el ayuntamiento gallego más joven. Y uno de los que, proporcionalmente, tiene menos fallecimientos: 187. Le siguen las dos grandes ciudades pontevedresas. La capital, con 159 nacimientos más que muertes. Y Vigo. Con mucho, el ayuntamiento gallego con más alumbramientos al año, un total de 2.545. También el índice de mortandad es el más elevado, con 2.419 defunciones. El crecimiento vegetativo aún así es positivo, de 126.

Arteixo, Cambre y Culleredo, tres de las bazas fuertes del área metropolitana coruñesa, absorben parte de la población de la capital -A Coruña tiene un crecimiento vegetativo de -338-, lo que les permite estar a la cabeza de los concellos más jóvenes de su provincia, donde sólo 14 localidades, de un total de 94, aguantan con más nacimientos que muertes.

En Pontevedra son 24 los concellos que crecimiento vegetativo positivo, el 39%. Una nómina en la que figuran, además de las dos ciudades de referencia, Ponteareas, Cangas, Redondela, Poio, Sanxenxo, Nigrán, Cambados, Salceda de Caselas, Porriño, Marín, Soutomaior y Vilagarcía.

Situación totalmente distinta en las dos provincias de interior. Las que más sufren el envejecimiento. De los 67 concellos de Lugo, únicamente Burela se salva de un crecimiento vegetativo negativo gracias al tirón de la población inmigrantes, sobre todo de la importante comunidad caboverdiana. En Ourense, son dos de un total de 92. Barbadás, pegado a la capital, y O Barco de Valdorras, impulsado por la industria pizarrera.