En los últimos días, y en mayor o menor medida, el chapapote afectó a aves y espacios naturales del Complejo Ons-O Grove, del Parque Nacional Illas Atlánticas y del Complejo Intermareal Umia-O Grove. Hay constatación de la existencia de "galletas" y aves muertas en esos espacios protegidos o en sus alrededores.

El caso de la ensenada Umia-O Grove es especialmente significativo, pues está totalmente resguardada de las corrientes. No obstante, hasta allí han ido a parar numerosas aves enfermas que en algunos casos acabaron pereciendo.

El fuel está afectando también a playas tan conocidas dentro y fuera de Galicia como la de A Lanzada, a la que "están llegando millones de gotas de chapapote que apenas tienen cinco centímetros, pero que en semejante cantidad también son una amenaza", dicen los ecologistas.

El grupo ecologista Anduriña se pregunta "de quién es la responsabilidad del cuidado de nuestro patrimonio natural" y advierte de que "los barcos esperan a estar a la altura de Galicia para hacer vertidos, porque saben que falta control".