El líder del Partido Socialista, Pedro Sánchez, entró ayer en el hall de Palexco herculino repartiendo besos a jubilados y palmadas a compañeros. Se situó a su mismo nivel, en el centro de una asamblea intergeneracional que lo escuchó, primero, y lo interrogó, después, sobre el modo de garantizar pensiones dignas para los presentes y para sus nietos. Sánchez se reafirmó en su repertorio: derogar la reforma laboral para abrir una senda de recuperación salarial, crear un impuesto a la banca y racionalizar el gasto de la Seguridad Social. La misma receta que dio el día anterior en Oviedo. La visita a A Coruña forma parte del tour que el líder del PSOE está haciendo por toda España para conectar con los pensionistas, en pie de guerra contra la "mísera" subida del 0,25% que el Gobierno lleva cinco años aplicando a sus pagas.

Sánchez -escudado por el líder del PSdeG, Gonzalo Caballero, y el secretario provincial, Valentín González Formoso- aprovechó para reclamar que el país necesita que el PSOE sea "la primera fuerza política en las municipales", ante un auditorio en el abundaban los militantes socialista.

Reivindicó también la necesidad de "politizar" el debate de las pensiones porque a su modo de ver "es la ideología neoconservadora la que está justificando la subida del 0,25%". En este sentido se reafirmó en la idea de que, en contra de lo que sostiene el Gobierno de Rajoy, sí "hay dinero" para volver a subir las pensiones actuales con arreglo al IPC y para asegurar el sistema público en el futuro.

La clave, según aseguró, está en priorizar el interés general -es decir, el de los pensionistas-, sobre el de una minoría -las élites económicas-. Censuró así la reforma fiscal con la que el Gobierno popular "benefició al 10% de la población más acaudalada del país" con un coste de 13.000 millones para las arcas públicas. También criticó que la mejora económica no haya llegado a la clase trabajadora, ya que tanto los salarios (+0,4%) como las pensiones (+0,25%) crecieron el año pasado por debajo del IPC (+1,1%) y por debajo del PIB (+3,1%). "Este Gobierno trata de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias", concluyó.

El líder socialista recordó que el sector financiero español cerró 2017 con un beneficio de 13.500 millones de euros. Consideró viable articular un impuesto a la banca como el que ha creado Reino Unido o un tributo a las transacciones financieras como el que está vigente en Francia, en ambos casos con gobiernos "conservadores", señaló.

"Hay que decirles a las generaciones que vienen que es posible sostener un sistema público de jubilación con pensiones dignas", insistió. La solución contra la pérdida de poder adquisitivo -que será del 17% en diez años-: derogar la reforma del 2013 por la que la pensiones dejaron de subir lo mismo que el coste de la vida. La otra derogación, la de la reforma laboral, revertiría según Sánchez en un aumento de las cotizaciones. Algunos de los participantes recalcaron que la creación de empleo es "mentira", con la irrupción de los "contratos de tres horas".