Cuando tenía 20 años, Miguel Gómez tomaba la decisión de dejar un puesto fijo en el servicio municipal de aguas del Concello de Maceda para hacer lo que realmente le gustaba, la cría de ganado autóctono en peligro de extinción. Han pasado nueve años y, aunque reconoce que las cosas no han sido nada fáciles para su explotación de vacas vianesas, lo acontecido en los últimos días a raíz de la ola de incendios forestales ha conseguido herir de muerte el proyecto que iniciaba en 2008 con "tanta ilusión".

Ayer, todavía buscaba a tres reses que "seguramente se desorientaron durante el incendio" y que todavía no habían conseguido volver a la explotación que este joven tiene en el lugar de Santirso, en una de las laderas de la Serra de San Mamede. "La verdad es que me temo lo peor", reconocía con respecto al destino que hayan podido correr los animales. Unas horas antes había localizado a otro ejemplar con quemaduras pero vivo, al contrario de dos terneros recién nacidos que "cuando el fuego llegó al cierre no consiguieron salir, quedando atrapados porque apenas tenían horas de vida y se ahogaron con el humo", recordaba.

Este joven ganadero ha perdido kilómetros del cercado que limitaba su explotación con estacas y alambre, además del sistema de pastor eléctrico. "El trabajo de nueve años se desvaneció en apenas tres horas", afirmaba desolado.

Pero su desgracia no se quedó ahí. Las llamas también devoraron por completo todo el silo que tenía almacenado para alimentar al ganado durante el invierno. "Ahora mismo no sé qué les voy a dar de comer, la sequía que sufrimos me obligó a comprar el forraje y ahora no puedo permitirme gastar más dinero. Tengo demasiados créditos con los bancos", confesaba.