El alcalde de Santiago, Mariño Noriega, abogó por debatir sobre el impacto turístico en las ciudades tras la polémica surgida en Cataluña, donde autobuses de visitantes a Barcelona fueron asaltados por grupos vinculados a la CUP, pero declaró que la afluencia de personas "no puede romper el modelo de convivencia", lo que supondría "morir de éxito". "El turismo es uno de los motores de la ciudad pero por ello no se puede convertir al casco histórico en un parque temático", respondió a preguntas de la prensa.

El regidor recordó que el ayuntamiento lleva tiempo analizando esta problemática y que ha tomado medidas como la paralización de las licencias hoteleras en el casco histórico. También propuso la creación de una tasa turística para gravar las pernoctaciones en la ciudad, al estilo de otras urbes europeas, si bien la Xunta, con competencias en ese terreno, descartó su aplicación.