Desde 2012 el sistema sanitario gallego perdió aproximadamente medio millar de facultativos que se jubilaron y cuyos puestos no fueron cubiertos por el Sergas debido a la limitación impuesta por el Gobierno de reponer solo el 10 por ciento de las vacantes. Pero la sangría podría ser mayor en el futuro puesto que cuatro de cada diez profesionales superan ya los 55 años. Este panorama, acompañado por una mejoría económica que permite aumentar el gasto a las administraciones públicas, ha sido el detonante de que la Consellería de Sanidade volviese a autorizar desde mayo del pasado año prórrogas en el servicio activo a aquel personal que llegue a la edad de jubilación. En esta situación se encontraron 426 profesionales, la práctica totalidad doctores, de los cuales 91 aplazaron su retiro y optaron por seguir ejerciendo. Otros 335 se jubilaron.

En el área de Vigo se concedieron 13 prórrogas -nueve facultativos, una enfermera, dos técnicos sanitarios y un jefe de unidad.

La Consellería de Sanidade cambió de criterio en mayo del pasado año después de que durante los años de crisis prohibiese a los médicos seguir trabajando tras superar los 65 años. Hasta ese momento era bastante frecuente que los facultativos continuasen ejerciendo hasta los 70. Sin embargo, en aras de reducir el gasto público se buscó adelgazar las plantillas forzando estas jubilaciones, al tiempo que la tasa de reposición se limitó al 10 por ciento, de manera que nueve de cada diez plazas quedaron vacantes.

Esta medida causó gran rechazo en los colegios médicos, que instaron a sus afiliados a que recurrieran por la vía administrativa todas las negativas a prorrogar su jubilación e incluso amagaron con llevar al Sergas a los tribunales.

No fue hasta el pasado año cuando el conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuíña, decidió contentar a los médicos y dar luz verde a las prórrogas en el servicio activo de aquellos médicos de más de 65 años que así lo solicitaran.

De las 95 peticiones que se presentaron desde mayo, se autorizaron prácticamente todas, salvo cuatro de ellas que fueron denegadas. Y es que los facultativos deben pasar por un examen que acredite que mantiene la capacidad funcional necesaria para desarrollar su profesión.

Dos de cada diez médicos en edad de jubilarse deciden, por lo tanto, continuar en activo. De entrada, seguirán trabajando hasta los 67 años y a partir de ese momento se revisará año a año si pueden continuar hasta los 70. Aún así, solo en los últimos ocho meses de 2016 el sistema sanitario gallego perdió 335 profesionales que se retiraron.

Aunque ya se han levantado las restricciones a la tasa de reposición y ahora se pueden cubrir el 100 por cien de las vacantes, la entrada de nuevos facultativos se irá produciendo a cuenta gotas pues aún no se resolvieron las oposiciones de 2016. Los primeros serán ochenta médicos de familia, de la oferta de empleo de 2015, que tomarán posesión de sus puestos antes de marzo.