En tan solo cinco días arranca la campaña de riesgo de incendios en Galicia. A partir del 1 de julio y hasta el 30 de septiembre, Xunta y Gobierno central vigilarán por tierra y aire los montes gallegos para disuadir a los incendiarios y tratar de minimizar el impacto de las llamas en zonas arboladas o de monte raso. Quemas de rastrojos, barbacoas, colillas mal apagadas, pirotecnias... Son las principales causas que están detrás de los más de 3.200 incendios registrados el año pasado en Galicia que se saldaron con la detención de un total de 71 personas por parte de la Policía Autonómica. El balance de la unidad policial del ejercicio pasado revela que casi un 85% de los incendiarios -un total de 60- fueron arrestados por una imprudencia o negligencia, en su mayoría por escapes en la quema de maleza. Por incendios forestales dolosos, fueron investigados 11 detenidos (el 15,5% del total). El porcentaje de fuegos intencionados respecto al año anterior se redujo a la mitad, ya que entonces representaban un 30,66% frente al 69% de los fuegos accidentales.

Detrás de los incendios intencionados se esconden intereses económicos, según revela la memoria de 2015 de la Unidad de Policía Adscrita. "Mayoritariamente presentan una motivación relacionada con actividades agrarias y la eliminación de maleza/matorral", concluye el informe, que señala que son "provocados" para la "limpieza" de tecores de caza, renovación de pastor, espantar a los jabalíes, cambios de uso de los suelos, conflictos sociolaborales o disputas y venganzas entre vecinos.

En este apartado, también se incluyen los incendios causados por personas con patologías psíquicas o con problemas de adicción. Un informe encargado por la Fiscalía Superior de Galicia tras la ola de incendios de 2006 revelaba que casi tres de cada diez detenidos cuentan con una historia de tratamientos psicológicos o psiquiátricos debidos al diagnóstico de trastornos de personalidad (7,2%), depresión (6,5%) o trastornos psicóticos (3,6%). Aunque la mayoría no son proclives al "abuso de sustancias" (78,3%), en el caso del alcohol sí se percibió un consumo excesivo en el 18% de los casos estudiados.

La presión policial sobre los incendios forestales surte efecto campaña tras campaña. El número de fuegos registrados en 2015 en la comunidad -3.261- duplicó la del ejercicio anterior -1.236-, pero se mantiene entre las más bajas de la última década. De hecho es el segundo mejor balance desde el año 2008 -entonces las hectáreas calcinadas rondaron las 2.600-.

En cuanto a los incendiarios arrestados por la Policía Autonómica, el número de detenidos en 2015 -un total de 71, a los que hay que sumar 74 más por parte de otros cuerpos policiales- es el más bajo del último lustro.

Los años 2013 y 2012 fueron los que concentraron un mayor número de incendiarios arrestados por la Policía Autonómica, con un total de 122 y 108, respectivamente.

La práctica totalidad de los arrestados como presuntos autores de un delito contra el medio ambiente en Galicia son varones. De los 71 detenidos el año pasado, tan solo tres eran mujeres. Y la mayoría de los investigados por la Policía Autonómica -60%- tienen entre 30 y 64 años (un total de 43). Le siguen en el ranking de sospechosos los incendiarios que superan los 65 años, más del 20% (un total de 16). Entre 14 y 29 años, fueron tan solo diez los arrestados.

Julio y agosto son los meses con más actividad incendiaria. Solo en julio del año pasado se produjeron un total de 803 fuegos, seguido de agosto con 771 y septiembre con un total de 361.

Debido al elevado porcentaje de incendios forestales provocados por quemas de rastrojos, la Policía Autonómica intensificó el ejercicio pasado los controles sobre estas actividades, que derivaron en un total de 185 denuncias.