Galicia es la mayor productora de leche de España, concentra un tercio de la superficie forrajera del Estado, lo que da una idea del peso de su ganadería, y lidera también el mercado forestal. Sin embargo, el sector agrario gallego es menos productivo que el resto del Estado y de Europa y una de las razones es el poco peso que tiene la industria agroalimentaria. El diagnóstico de la Xunta es crudo: las empresas de transformación de la comunidad autónoma son poco productivas y poco rentables. De hecho, están entre las que generan menos rendimientos de España. Se centran en productos de primera transformación y bajo valor añadido, son de escaso tamaño y poco innovadoras.

Una situación que contribuye al abandono del rural. Galicia lidera la caída de la población en los concellos de menor tamaño que perdieron 50.000 habitantes desde 2008 y desde 2000 desaparecieron dos tercios del empleo agrario. La crisis que ahora atenaza al lácteo -donde la leche se está pagando por debajo de los costes de producción- es reflejo de la debilidad del sector agrario que adolece de una industria potente que ponga en valor a los productores.

Éste es el diagnóstico del Gobierno gallego recogido en el Plan de Desarrollo Rural (PDR) 2014-2020, aprobado por la UE el pasado mes de noviembre, y que contempla inversiones de más de 1.186 millones de euros (de las cuales 889,8 millones son fondos europeos y el resto cofinanciación nacional).

Haz click para ampliar el gráfico

La baja productividad de la industria alimentaria gallega es uno de los puntos débiles del sector agrario. Son más de 2.500 empresas, con una facturación superior a 4.600 millones de euros y que albergan el 3,3 % del empleo de Galicia (21.000 puestos de trabajo). Pero su escaso tamaño las condiciona. El 61% de estas industrias tiene menos de 2 empleados y el 87% menos de diez. Aunque hay compañías de grandes dimensiones en el sector lácteo, cárnico y de alimentación animal (que aportan el 43% del Valor Añadido Bruto), la mayoría son pequeñas empresas dedicadas a la panificación, la repostería o la fabricación de bebidas gaseosas.

Según los datos del Ministerio de Agricultura, la industria agroalimentaria gallega está entre las tres con menor productividad de España, es la segunda con menor margen bruto de explotación y es la que ofrece el menor valor añadido sobre ventas de todo el Estado.

Y así lo certifican también las cifras de productividad laboral. En Galicia es de 40.664 euros por persona al año, muy por debajo del dato de 48.176 euros para España y también inferior a los 40.785 euros de los países de la UE.

Y si la industria no es productiva, las explotaciones agrarias tampoco superan el examen. Así, el Gobierno gallego advierte de la "debilidad estructural" de la agricultura en Galicia. El primer problema es el minifundismo. La media por explotación es de 8,2 hectáreas de superficie y solo el 10% supera las 20 hectáreas. Otro punto débil es, tal y como advierte el Ejecutivo autonómico, el "excesivo endeudamiento" de las explotaciones agrarias. Además, advierte que la renta agraria ha caído desde 2007 a niveles de principios de siglo.

Con este panorama los agricultores gallegos dedican menos dinero a inversiones que la media de la UE: solo unos 320 millones de euros anuales, apenas un 12% de la riqueza que genera el sector.

La I+D+i también se resiente. La inversión en innovación en el sector agrario es "claramente inferior a la media española y comunitaria", según el informe.