El Gobierno gallego acordó ayer remitir al Parlamento, para su aprobación, el proyecto de la Lei do Solo, que declara como objetivos "ordenar realmente y completamente el territorio, el desarrollo sostenible en el rural y defender el paisaje". La norma supone, según destacó el presidente, Alberto Núñez Feijóo, una de los principales leyes de la legislatura y de la década.

La futura normativa, entre otras novedades, permitirá regularizar "miles de viviendas" que hasta ahora estaban fuera de ordenación porque, aunque contando con licencia, se construyeron antes de la aprobación de los planes urbanísticos municipales y figuran en zonas donde ahora no se puede edificar. Por ello, estas edificaciones no se pueden utilizar como garantía hipotecaria ni tampoco están permitidas las obras de consolidación o ampliación.

Pero la Lei do Solo las regularizará, salvo las que se encuentren en viales públicos, espacios verdes o zonas de equipamiento público. Así lo ratificó el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo. Destacó que la ley permitirá "solucionar" la problemática de gran parte de las viviendas fuera de ordenación, según sus palabras, "construidas de forma legal" pero no adaptadas al planeamiento urbanístico. Serán "miles", dijo, las viviendas que se beneficiarán de forma automática.

La futura norma, muy extensa, mantiene la prohibición de nuevas viviendas en suelo rústico, excepto las vinculadas a explotaciones agroalimentarias. Y de forma expresa, se promueven también las construcciones y las obras de rehabilitación para usos turísticos que sean potenciadoras del medio donde se localicen.

Eso sí, para preservar los valores del entorno, las nuevas construcciones en suelo rústico deberán ajustarse a varios requisitos. Por ejemplo, el volumen máximo de la edificación será similar al de las edificaciones tradicionales existentes, con una altura máxima de siete metros; la parcela debe contar con un mínimo de 2.000 metros cuadrados de superficie; y la construcción no debe superar el 20% del terreno y además debe tener el mínimo impacto visual.

Feijóo destacó que otro objetivo es dotar a todos los municipios de normas urbanísticas, para lo que la Xunta se ofrecerá para elaborar un plan básico para los concellos de menos de 5.000 habitantes que aún no dispongan de él, que ahora mismo son 56. La ley simplificará también los trámites para aprobar los planes y la Xunta tendrá la obligación de responder en dos meses y en un único documento todos los informes sectoriales (medio ambiente, agua, energía, infraestructuras...)

La norma se mantiene inflexible al prohibir la construcción de nuevas edificaciones con fines residenciales en suelo rústico, pero apuesta por la rehabilitación y permitirá que en las edificaciones tradicionales -todas las anteriores al año 1975- se pueda aumentar hasta en un 50% su volumen, cuando ahora el máximo estaba en un 10%.

La Lei do Solo también obliga a terminar las fachadas de las casas, mediante la imposición de multas coercitivas, antes de empezar por el interior.