La agencia de calificación Standard&Poor's acaba de mejorar el rating de Galicia, de forma que la calificación de la deuda de la Comunidad gallega asciende de BBB a BBB+ con perspectiva estable, y destaca como factores clave para esta revisión al alza la gestión financiera de la Comunidad gallega, su fortaleza económica y el alto nivel de ejecución presupuestaria.

La agencia precisa que la Comunidad gallega debería tener una calificación superior, algo que no es posible porque Standard&Poor's no permite que una Comunidad de régimen común -excluidas las de régimen foral- tenga un rating superior al del Estado soberano, informa un comunicado.

Standard&Poor's indica que, de acuerdo con sus criterios, el nivel de crédito indicativo (ICL) para la Comunidad Autónoma de Galicia es A- (calificación promedio-alto), superior a su calificación, que se ve limitada por el rating del Estado.

La ICL no es una calificación de crédito, sino que refleja el nivel de solvencia que esta agencia de calificación otorga a Galicia, sin tener en cuenta el límite de calificación del Estado soberano al que pertenece.

La agencia de calificación destaca -entre otras consideraciones- la gestión financiera de Galicia, su adecuada liquidez, con un fuerte acceso a la liquidez externa, los bajos pasivos contingentes y la estabilidad política de la Comunidad Autónoma.

Según S&P, la estabilidad está facilitando el proceso de consolidación presupuestaria, ya que Galicia es una de las cuatro autonomías que cumplió el objetivo de déficit del 1% en 2014.

Además, la Xunta mantiene el compromiso en este 2015 de volver a cumplir el objetivo de déficit fijado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera para todas las comunidades, del 0,7%.

Standard&Poor's también valora que la Xunta de Galicia esté entre las administraciones autonómicas que mejor pagan a sus proveedores, con un tiempo medio de pago un mes inferior al promedio de comunidades.

Gracias a la política llevada a cabo por la Xunta desde 2009, Galicia es hoy una Comunidad solvente, que garantiza los servicios públicos y mantiene su endeudamiento muy por debajo del promedio, al tiempo que continúa a ser una autonomía fiable para los mercados, pues está financiándose sin dificultades.