Hasta hace nada, como ocurrió en los recientes encuentros con los sindicatos estas últimas semanas, la cúpula de Novagalicia insistía en el mismo mensaje que lanza desde el momento justo de la nacionalización. Un año y medio atrás. El compromiso del presidente, José María Castellano. Que la llegada de fondos internacionales es aún posible. Y eso es también a lo que se agarra la Xunta para defender que la entidad tiene partido por delante y mantiene opciones para seguir en solitario cuando arrecian las críticas por su gestión en el matrimonio de las cajas. Pero no lo parece a la vista de lo que la propia dirección maneja internamente y que, por primera vez, admite en el informe económico de 2012 que acaba de publicar. "La probabilidad de que el banco sea liquidado es remota -señala, en referencia a lo que ya el Gobierno central y el FROB descartaron por su elevado coste-, siendo por tanto el escenario más probable el de su venta a un grupo financiero de reconocida solvencia".

El reconocimiento expreso de lo que las autoridades europeas imponen para frenar el impacto en la competencia de los 5.400 millones de la tercera inyección pública que acumula permite a NCG justificar que la contabilización de los pasivos fiscales diferidos -2.049 millones de euros, concretamente, que se ahorra reducen en el pago de impuestos por las pérdidas del negocio- no es una entelequia. Es decir, que la entidad generará en el futuro beneficios suficientes como para repercutirlos y alimentar las cuentas.

"La recuperabilidad de dichos activos fiscales diferidos netos dependerá del cumplimiento efectivo de las hipótesis de continuidad consideradas, entre las que se encuentra que el banco no será liquidado en el plazo de cinco años establecido en el Plan de Reestructuración, y del cumplimiento de las estimaciones y proyecciones de generación de resultados futuros del banco incluido en el citado plan para el periodo 2012-2017, así como de las proyecciones realizadas a partir del quinto año, que son coherentes con los principios generales de valoración utilizados por los bancos de inversión valoradores del banco", advierte Deloitte en radiografía de las tripas de NCG.

¿Y qué sostiene la dirección? Por un lado, que las causas de las pérdidas del negocio -de 7.938 millones en el conjunto del grupo, 8.056 millones antes de impuestos- son "identificables". Básicamente, el riesgo promotor y el traspaso del ladrillo a la Sareb. Lo que además influye, según Novagalicia, en la "nueva estructura patrimonial y financiera", junto con "las importantes ayudas públicas" y "las acciones previstas de conversión de los pasivos subordinados del banco en acciones del mismo". Tanto preferentes, como la mayoría de la deuda subordinada. NCG recuerda que dispone del respaldo de Bruselas al plan de reestructuración, incluidas las proyecciones de negocio más allá de 2015.

Como cuarta razón, la cúpula reitera por segunda vez su futuro como filial de otra entidad. "Las oportunidades de planificación fiscal que dispone el banco dentro de la hipótesis de continuidad en el escenario que presenta una alta probabilidad de ocurrencia, que es el de una combinación de negocios que permita la viabilidad del banco en un plazo indefinido, integrada como filial -destaca- en un grupo financiero de reconocida solvencia, con el margen de maniobra suficiente para gestionar la recuperabilidad de estos activos fiscales diferidos".

Son "evidencias", según asegura el informe, que rompen por lo tanto con los planes oficiales de la captación de inversores y que los máximos responsables de Novagalicia situaban ahora para el momento en el que presuntamente podrían calmarse las aguas con los afectados de preferentes y subordinadas, una vez aplicada la quita prevista y el canje por acciones. Porque el colectivo formará parte del accionariado. Alrededor de un 30%. A 31 de diciembre, el capital principal del banco era de solo el 4,81%, a 1.192 millones de euros del mínimo del 9% que desde enero exige el Banco de España. Todo ese refuerzo tendría que venir de los descuentos a los tenedores de la deuda y su conversión en socios.

La estimación de la recapitalización interna a costa del llamado ejercicio de reparto de cargas evitó que NCG no tuviera que recibir una cantidad todavía mayor de los fondos comunitarios. Pero la cuestión es hasta qué punto el cálculo se mantendrá por las devoluciones obligadas a través del arbitraje y las sentencias judiciales. "No es posible conocer el impacto exacto", coinciden tanto NCG como su auditora. Aunque con menos de 300 millones devueltos de los 2.000 millones emitidos, el FROB advertía que el procedimiento en Consumo en NCG está "próximo a acabarse".