La advertencia que el propio FROB lanzó a través de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de su intención de vender la parte que controlaba en el Banco Gallego a través de Novagalicia -un 49,85% de las acciones- e incluso la totalidad del grupo con o sin el beneplácito del entonces resto de socios aventuraba que la ampliación de capital impulsada a finales de enero para equilibrar las cuentas tras las pérdidas de 275,6 millones de euros por el saneamiento del ladrillo iba a levantar un interés nulo de esos otros inversores. Sobre todo porque la operación arrancó con una reducción a cero de sus participaciones para implicarles en el auxilio de la entidad. Finalmente solo el Estado ha puesto más fondos, los 80 millones de euros comprometidos, junto con 42.148 euros de otros pequeños accionistas, con lo que desde ayer el Gallego queda nacionalizado oficialmente al 99,95%.

Lo esperado, mientras el plazo de la subasta exprés de la entidad va agotando los plazos marcados. La siguiente en el sector financiero, tras la suspensión de la que protagonizaba CatalunyaBanc, con la previsión de que antes del próximo 5 de abril lleguen las ofertas en firme. Sabadell, el venezolano Banesco -que acaba de tomar la mayoría del Etcheverría para empujar su expansión- y el Banco Espírito Santo están en la carrera para la compra, en la que el FROB aspira a conseguir un resultado "ligeramente positivo", en palabras del director general del fondo, Antonio Carrascosa.

La notificación del Gallego a la CNMV con el resultado "hasta la fecha" de la ampliación -que contemplaba un máximo de 170 millones- incluye el anuncio de que el Banco Central Europeo (BCE) le ha cerrado el grifo de su financiación. "Al igual que ha sucedido con otras entidades", matiza el comunicado, en referencia, por ejemplo, al Banco de Valencia. De hecho a eso se agarró el Gobierno para justificar su también venta a contrarreloj a Caixabank.

Para evitar cualquier problema, el Banco de España le ha concedido "una provisión especial de liquidez" de 800 millones de euros. El Gallego asegura que hasta el cierre del pasado año usó 860 millones de financiación del BCE y de 735 "a la fecha de suspensión". Los activos líquidos del grupo suman 1.300 millones. "Con esta operación, así como con el colchón que representa la liquidez de las contrapartidas aportadas como garantía, queda plenamente asegurada la operativa normal con clientes, depositantes y otros acreedores", afirma.