La investigación sobre la trama Gürtel, la supuesta red de pago de sobornos a políticos del PP a cambio de contratos públicos, halló un filón en Galicia a través de las gestiones de un empleado de banca de Vilagarcía que ascendió como la espuma primero en las filas populares y luego en la empresa del presunto cabecilla de la citada trama: Francisco Correa. No hubo mejor promoción que la descripción que del secretario de Organización del PPdeG entre 1996 y 1999 realizó a Correa Xosé Cuíña, delfín de Manuel Fraga y que lo aupó a ese puesto. "Es oro molido", espetó.

Más que el preciado material triturado, Crespo era un hombre de billetes. Un "puto pen drive" descubierto por la policía y toda la documentación de una caja fuerte en una sucursal bancaria de Pontevedra intervenida también por los agentes de seguridad reveló que en sus tres años en la sala de máquinas del partido manejó más de seis millones de euros, de los que 3,2 eran dinero negro. De ellos, según revela parte del sumario de la operación, 584.000 se pagaron sin recibo. Es la doble contabilidad a la que se refiere la investigación.

Las conversaciones intervenidas por las autoridades en el marco de la investigación que sacudió los cimientos de la política estatal muestran al propio Crespo reconociendo el lío "morrocotudo" que se podía montar si se desvelaba los datos que tenía.

Su relación con Correa comenzó en Galicia y acabó en sus empresas, a las que llegó después de que Xesús Palmou lo expulsase del PP gallego tras analizar las cuentas del partido al hacerse con la Secretaría Xeral. Tras mantener negocios con la Administración Aznar, Correa y su socio Álvaro Pérez, El Bigotes, cerebros de la trama, desembarcaron en provincias. Galicia fue una de ellas y Crespo, su hombre aquí.

Las empresas de los cerebros de la trama comenzaron a trabajar para el PPdeG organizando mítines a través de la empresas FCS y Special Events. En esta última, acabaría trabajando Crespo. Según el sumario, las firmas de Correa facturaron en dinero negro más de un millón de euros entre 1997 y 2001 por organizar en Galicia mítines y actos del partido. Los de 2001 fueron encargados por la dirección nacional.

Cuando Crespo fue expulsado del PP gallego, la dirección del partido halló 1,8 millones de euros de deuda a proveedores y afrontó su pago, con excepción precisamente de la que mantenía con Special Events por 300.000 euros, que en ningún documento se especificaba a qué respondía. El Bigotes incluso envió misivas exigiendo ese dinero al entonces tesorero del PP Luis Bárcenas e incluso a Mariano Rajoy. También existían otras deudas por 240.000 euros con otras empresas de Correa que en su contabilidad se registraban bajo el epígrafe "entregas sin recibo".