Por mucho empeño que pongan, a muchos de los ganadores del concurso eólico no les salen las cuentas. "Ni hay dinero, ni la seguridad de que los parques que tenemos vayan adelante y, sobre todo, cuándo y en qué condiciones de retribución", se queja uno de ellos. La restricción de crédito y las previsiones optimistas que marcaron en sus inversiones para hacerse con un pedazo del futuro del negocio del viento en la comunidad chocan con la realidad económica. Y con los plazos que marcaron en sus ofertas, con un baremo por parte de la Consellería de Economía de Industria que premiaba, precisamente, a los que contemplaran un calendario más corto en el impulso de los planes industriales. Algo más de un año después del mayor concurso público de la historia de la Xunta, que presentaba el reparto como el antídoto que la región tenía para la recesión, las presiones del sector para relajar las condiciones se suceden en el departamento que dirige Javier Guerra. Sin posibilidades, al menos oficialmente, de un cambio. "Es €coinciden varios promotores consultados€ lo que se nos está diciendo". Eso sí. En las reuniones que ambas partes están teniendo en las últimas semanas, desde Economía se lanza el mensaje de su disposición a "ayudar".

De hecho, hoy mismo está prevista una cumbre del conselleiro con los beneficiarios de la subasta. Pero no de todos. Los que se quedaron por debajo de sus previsiones en la distribución de los 2.325 megavatios (MW) y optaron por monetarizar el desembolso correspondiente a la potencia que finalmente recibieron no acudirán. El objetivo del encuentro es, según apuntan varias fuentes, "analizar el avance de los planes industriales".

"La mesa de seguimiento está trabajando con los promotores y se están llevando a cabo reuniones con el fin de seguir de cerca el avance de los trámites de los planes industriales", confirman desde Economía, donde, una vez más, hablan de "normalidad" en el proceso, pese a las muchas interrogantes abiertas casi desde el principio y la insistencia de las compañías en que el futuro del negocio es "una cuesta arriba". "Nuestro objetivo es el mismo €reiteran en el equipo de Guerra€, alcanzar los 6.500 MW de potencia autorizada a finales de 2012".

Según la normativa del concurso, los promotores que pasaron la criba tienen hasta final de este año para presentar un informe de los planes industriales con los que consiguieron potencia. Durante el primer trimestre del próximo 2012, la consellería tendrá que auditarlos. En definitiva, verificar si realmente se cumplen o no. Algo muy complicado si se pretende comprobar al margen de la mesa de seguimiento. La lista de proyectos publicada en el Diario Oficial de Galicia (DOG) con la resolución de los adjudicatarios señala "inversiones" genéricas en sectores, incluso "planes industriales" ligados a las compañías, que no siempre se detallan.

Los participantes del concurso intentaron acceder tras la resolución al contenido a fondo de todos los compromisos. Con las fechas, algo que no figura en ninguno de los documentos públicos del concurso. Pero el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) avaló el "secreto empresarial" ya durante los recursos presentados al anterior reparto, el del bipartito, con lo que existe base legal para negar más información de la que se conoce.

"Quien diga que todo sigue la normalidad, está mintiendo", critican desde el sector, en relación a la postura que mantiene el Gobierno gallego. Varios promotores insisten en que responsables de Economía admitieron en uno de sus encuentros antes de verano que la tramitación dejaría en el aire entre 800 y 1.000 MW por problemas con los planes industriales. La consellería vuelve a negarlo, como hizo entonces. "Es que no se pueden permitir dar esa imagen, como la de asumir ahora que el concurso no se sujeta ni con pinzas. Sería admitir un fracaso enorme", cuenta el responsable de una de las empresas eólicas más fuertes en Galicia. "Hay planes imposibles hoy ante la situación de la economía", señala incluso uno de los ganadores.

A la "debilidad" que denuncian en el proceso los propios promotores se une tanto la incertidumbre sobre las retribuciones a las renovables en el futuro y la cuota de potencia que se fijará tras el freno del Gobierno en funciones al decreto que pretendía impulsar, junto con la caída de la demanda eléctrica por la crisis, que retrasa para más allá de 2020 el consumo eléctrico que se esperaba en 2016 con la aportación, entre otras fuentes, de los parques gallegos. La Xunta reitera que en 2014 estarán los primeros parques en pie. Una fecha cargada de dudas en el sector. En todo caso, hasta la puesta en marcha, sea cual sea el horizonte temporal, a las arcas públicas tampoco llegarán los 48 millones de euros de las siete empresa que monetarizaron sus planes industriales y con los que Economía aspiraba a crear un "gran fondo inversor" para aliviar la crisis.