La nueva planta incineradora de basuras del sur de Galicia se ubicará en el ayuntamiento ourensano de O Irixo y de su construcción y explotación se encargará la empresa Estela, que la proyectó como parte de su plan industrial a cambio de la adjudicación de megavatios en el último concurso eólico. La promotora, con mayoría de capital burgalés, recibió 186 megavatios y se convirtió en la tercera mayor adjudicataria del proceso. Si se cumplen las previsiones, el nuevo complejo de tratamiento de las basuras comenzará a funcionar en 2014, tendrá capacidad para tratar 366.000 toneladas de residuos y creará 250 empleos.

Inicialmente Estela Eólica proponía Dozón como ubicación para la planta, que no reunía las características técnicas exigidas por la Xunta en su plan de residuos de Galicia, por lo que entablaron negociaciones, tanto para reformar el proyecto como para eligir una nueva localización. Y al final se llegó a un acuerdo, como adelantó FARO DE VIGO, por el que el Gobierno gallego renuncia a levantar la incineradora y cede la iniciativa a Estela, como ayer confirmó el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández. La nueva incineradora se instalará en O Irixo y contará con el respaldo de la Xunta para la autorización ambiental y también del Concello, gobernado por el PP, según declaró Hernández.

Fue el alcalde de O Irixo, Manuel Penedo, quien propuso su ayuntamiento como lugar idóneo para albergar la incineradora, tras enterarse de que Estela planteaba el municipio de Dozón y sospechar de que si era así, todo el tráfico de camiones cargados de basura iba a pasar por su ayuntamiento sin reportar beneficio alguno. El presidente de la Diputación de Ourense, José Luis Baltar, avaló también la decisión.

Las razones que avalan la elección de O Irixo se basan en su "buena situación y comunicación", por estar en el límite entre las provincias de Ourense y Pontevedra y disponer de accesos rápidos y próximos a la línea ferroviaria y a las autovías A-52 y A-53, según dijo el conselleiro.

Además, con esta decisión, la Xunta se ahorra toda la inversión y no aportará un euro a la construcción de las nuevas instalaciones. La inversión mínima que debería inyectar Estela Eólica por recibir los 186 megavatios asciende a 160 millones de euros, pero tendrá que aportar otros 70 adicionales para levantar el complejo de basuras, presupuestado en unos 230 millones. Ocupará unas 70 hectáreas en un terrenos todavía sin definir –que pretende comprar o alquilar, pero sin recurrir a las expropiaciones– y contará con tres plantas: una incineradora con capacidad para 310.000 toneladas anuales, otra para compostar 40.000 toneladas y una tercera para recuperar 16.000 toneladas de envases ligeros.

Estela correrá con todos los gastos de inversión y se hará cargo de la explotación. Sus ingresos procederán de la recuperación de envases, la venta de la electricidad producida con la incineración de los residuos y el canon que se cobrará a los municipios por recoger su basura. Como se trata de un servicio exclusivamente privado, será la empresa la que, según las leyes del mercado, tenga que captar a sus clientes (concellos) para dar actividad a la planta y sacarle rentabilidad. Así que su viabilidad dependerá del número de ayuntamientos que consiga sacarle a a Sogama.

La Xunta no prevé aportar capital alguno. Solo lo haría, y como servicio subsidiario, para construir la incineradora si fracasara el proyecto de Estela, teniendo el año 2017 como plazo límite.

Tanto el PSOE como el BNG censuraron ayer la decisión de la Xunta y lamentaron el "error" y la "oportunidad perdida" de volver a apostar por un modelo de gestión de las basura basado en Sogama, dando prioridad a la incineración y al depósito en vertederos frente al reciclaje y al compostaje. Los socialistas criticaron además el hecho de autorizar a Estela la construcción de la planta sin mediar concurso público y que en tiempos de crisis "se vendan puestos de trabajo a cambio de salud".