En Galicia, el debate ferroviario se centra en los plazos para que llegue la alta velocidad: ¿2015, como sostiene el Gobierno de Zapatero, o 2018, como pronostica la Xunta? Sin embargo, más allá del Padornelo la discusión estos días no está en el AVE, quizás porque muchas autonomías ya disfrutan de él, si no en el impulso al transporte de mercancías, como una solución a la recuperación económica. La UE debe redefinir a mediados de octubre las redes de transporte transeuropeo, y las comunidades se han embarcado en una batalla porque los proyectos que pasan por sus tierras sean considerados prioritarios por la Comisión Europea, o lo que es lo mismo por contar con la financiación comunitaria a sus líneas de tren que deben reunir la condición de incluir a más de un país de la UE.

En Galicia, puede surgir la duda de por qué la comunidad no aparece conectada a los corredores susceptibles de ser financiados por Bruselas. En cambio, el experto en ferrocarril, Xosé Carlos Fernández, resta importancia a que Galicia no aparezca enlazada a estas redes, pues hay un plan del Ministerio de Fomento para potenciar el tráfico ferroviario de mercancías en la comunidad, y que si se cumple engancharía a Galicia con Madrid, vía Zamora, y desde ahí a Francia, o a Burgos e Irún, vía Monforte.

Mientras la lucha es especialmente enconada entre las autonomías que defienden el corredor ferroviario mediterráneo y las que apuestan por el Eje 16 luso-extremeño. Hoy los presidentes de Cataluña, Valencia, Murcia y Baleares se presentan en Bruselas para ´vender´ las potencialidades de su tren, que uniría Europa, pasando por toda la costa meditarránea con el puerto de Algeciras, el de mayor tráfico de toda España y que es la salida de las mercancías de Europa a Africa.

Su presión es tal que han constituido Ferrmed, el lobby de instituciones y empresarios que propugnan este corredor. Se han movido tanto que esta nueva línea ya recibió el apoyo del ministro de Fomento, José Blanco, para intentar que la UE la subvencione.

Este respaldo es lo que ha soliviantado a Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha y Aragón, que ya tienen un proyecto el Eje 16 luso-extremeño que desde 2004 es considerado un corredor prioritario para la UE. Une el puerto de Sines, el mayor puerto de Portugal, al sur de Lisboa, con Badajoz, Madrid, Puertollano, Zaragoza y París, y pretende sacar las mercancías de Portugal y España con dirección Europa por este línea.

El temor de Extremadura y sus aliadas es que con la crisis económica la UE recorte recursos y prime un corredor sobre otro. Temen que España lleve a Bruselas demasiadas líneas y la Comisión escoja, y excluya la suya. Su preocupación es tal que Blanco tras reunirse con los presidentes de las comunidades del corredor mediterráneo se tuvo que citar con las autonomías del Eje 16 luso-extremeño para asegurar que se pueden abordar ambos ejes "simultáneamente", pero a la pregunta de si Bruselas exigía elegir una línea frente a otra, eludió decantarse por un proyecto u otro, y aseguró que entonces el Gobierno tendrá que "hacer una combinación inteligente entre aquello que aporta más al desarrollo económico, al crecimiento y la creación de empleo".

Extremadura y sus vecinas juegan con el apoyo de Portugal, que presiona también a Blanco para que en vez de insistir con el AVE Madrid-Lisboa apueste por una conexión ferroviaria de mercancías entre Sines y Madrid, con el objetivo desde ahí de enlazar con Francia. El secretario de Estado de Obras Públicas luso, Sergio Silva, el lunes volvía a remarcar las preferencias de Portugal.

Hay un tercer contendiente. El País Vasco, y sobre todo PNV. La UE calificó de prioritario el corredor atlántico, que comunicaría la frontera con Portugal hasta el País Vasco a través de Castilla y León, y los nacionalistas vascos denuncian el abandono de este proyecto.

Para complicar la situación, la CE lanzó su propia propuesta en junio, que apostaba por un eje central desde Algeciras a Madrid, pasando por Zaragoza, Tarragona, Barcelona y hasta Perpiñán.