El AVE que debía enlazar Vigo y Oporto en menos de una hora e incrementar el PIB de la eurorregión en un 1,5%, existe en el papel desde el año 2001, cuando el Gobierno de España y Portugal acordaron crear una comisión que estudiase el proyecto. Han pasado diez años, y no se ha puesto ni la primera traviesa. Esta línea de alta velocidad nunca suscitó ni en Madrid ni en Lisboa demasiado entusiasmo, y ahora el rescate de Portugal le dicta sentencia de muerte. El país vecino, con el conservador Pedro Pasos Coello al frente del Gobierno, lo suprime, junto al AVE a Madrid, de su programa de gobierno, y sólo da cierta esperanza a la conexión con la capital española, que podrá ser "reevaluada".

La decisión del Ejecutivo portugués no sorprende a nadie, era una noticia esperada, pero no por sabido fue recibida con indiferencia. El ministro de Fomento, José Blanco, confirmó que pedirá una entrevista con con su homólogo luso en cuanto se constituya el nuevo Gobierno para aclarar el anuncio y saber si Portugal renuncia definitivamente al AVE a España o solo lo aplaza. En todo caso, advirtió de que la decisión lusa "condicionará lo que se haga en España" .

También reaccionó la Xunta ante la muerte de un proyecto que defiende a capa y espada. El AVE, que en 2006 se presentaba como un tren mixto para pasajeros y mercancías y que circularía entre 200 y 250 kilómetros, es "una prioridad" e "irrenunciable", aunque "respeta" el recorte practicado por Portugal dada su delicada situación económica. Desde la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, recuerdan que el trazado que conecta Vigo y Oporto casi no se modificó desde 1888, excepto entre Braga y Oporto. "Es básico para consolidar la eurorregión", defienden y reprochan al Gobierno de Zapatero que en la época de bonanza "no avanzara en el proyecto y así demostrara a Portugal su interés por la obra", animándola a avanzar en esta línea.

El AVE, que iba a costar 1.832 millones de euros, 532 millones al Ejecutivo español y 1.300 millones al luso, también es una prioridad para el Eixo Atlántico. Su secretario xeral, Xoán Vázquez Mao, defendía ayer que "es fundamental e irrenunciable para la Eurorregión", pero también daba por hecho que al menos "hasta dentro de diez años " el AVE a Oporto no será una realidad. Por ello, pide una reunión con el nuevo ministro de Economía luso, Álvaro Santos, para plantear una alternativa de mejora de la actual línea de ferrocarril entre Valença y Braga con cargo a fondos europeos que permita reducir a poco más de una hora el viaje de Vigo a Oporto y a cuatro horas hasta Lisboa.

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, por su parte, reclama a la Xunta que reclame una reunión con el nuevo Gobierno luso, de corte conservador, para intentar que de marcha atrás, igual que hará Blanco.