Ni guarderías, ni parques, ni programas de conciliación familiar. En muchos concellos gallegos los servicios dirigidos a padres con hijos brillan por su ausencia por una razón: la falta de niños. En 2009 ocho concellos no registraron ni un solo nacimiento. Los embarazos en estos municipios ya no son solo motivo de alegría para las parejas que esperan un hijo sino un auténtico acontecimiento para todos sus vecinos.

Por eso no es extraño que alcaldes como el de A Teixeira, en Ourense, lleve incluso la cuenta de cuáles son las familias que más contribuyen a tirar de la natalidad. "En el concello hay una decena de niños y cuatro son hermanos", apunta Miguel Antonio Cid, que bromea con la posibilidad de dedicarle un "monumento" a esta prolífica familia.

El suyo es un municipio sin niños y lo es, entre otras cosas, porque la falta de servicios en el concello obliga a que los pocos que hay tengan que desplazarse cada día hasta Castro Caldelas para ir al colegio, una situación que se mantiene así "desde hace tres décadas". Para los niños más pequeños, Cid explica que existe el programa Preescolar na casa aunque varios concellos deben compartir a una única educadora. A Teixeira lleva tres años sin tener ningún bebé y su alcalde no cree que esta situación vaya a cambiar.

Algo más optimista, Pura Rodríguez, alcaldesa de Gomesende, intenta luchar contra la despoblación pero cree que debería haberse empezado a actuar "hace 10 ó 15 años" porque las "muertes aumentan y ya no nacen niños". Entonces Gomesende rondaba los 1.600 habitantes y hoy apenas supera el millar. "El trabajo aquí es muy limitado. No hay futuro para los jóvenes", lamenta la regidora, que confía en que la posible creación de una planta de biomasa en el concello ayude a crear empleo y a que lleguen los bebés.

Y es que no es lo mismo gobernar para 1.000 personas con una edad media de 60 años, que hacerlo para 29.000 y en un concello con casi 400 nacimientos al año. Lo sabe bien Carlos Fernández, regidor de Ames, el municipio más joven de toda Galicia. Él mejor que nadie conoce de primera mano que presumir de una envidiable natalidad tiene un coste. Las "necesidades" que genera una población joven (la edad media en Ames es de 36,6 años) son, en palabras de Fernández, "espectaculares". Por eso, su mayor reto en los siete años que lleva de mandato fue imprimir "un cambio de rumbo" en la política de servicios del concello para garantizar la "conciliación familiar y laboral" y poder presumir de que "entre las 7.30 y las 21.00 ningún niño de Ames está desatendido". "El concello tenía hace siete años 20.000 habitantes y ahora tiene 29.000. Este espectacular incremento viene dado por todos estos servicios porque los servicios generan población. Ese es el camino a seguir", explica Fernández, que considera más que justificados "el coste enorme" que tiene para un concello sostener durante tantos años todas estas políticas sociales.