En el sector financiero siguen dándole vueltas al difícil encaje con la realidad del mercado de las cifras que arroja la due diligence encargada para avalar una posible fusión de Caixanova y Caixa Galicia. Más allá de los coeficientes que no aparecen en la información que dio a conocer la Consellería de Facenda y que, según los expertos, son "fundamentales" para sostener el proyecto –entre ellos el Core Capital, que relaciona los recursos propios con los activos en riesgo para medir la viabilidad del negocio de una caja–, los que sí se mostraron en la presentación llaman la atención por su "como mínimo, excesivo optimismo".

Casi de puntillas, la Xunta reveló que el informe de KPMG establecía el arranque del índice de Eficiencia de la integración de los dos grupos en un 67%. Por cada 100 euros de ingresos limpios, tras quitarle los gastos de explotación, sólo quedarían por lo tanto 33 de beneficio bruto. A los que luego habría que restarles el pago de impuestos. El pronóstico de los auditores es llegar a 2015 con un porcentaje del 47%. Una mejora de 20 puntos en sólo seis años, como la titular de Facenda destacó, que nada tiene que ver con el ritmo al que logran manejar el índice en las entidades consideradas más eficaces, una media de medio punto por ejercicio.

"Hacemos esfuerzos titánicos para conseguir arañar mejoras", explican desde una de las principales entidades financieras españolas. "La evolución planteada así suena prácticamente imposible", añaden desde otra. La primera incógnita está en saber el comportamiento del índice los primeros años, durante el proceso de reestructuración –uno de los principales motivos de que se dispare del 41% y el 45,8% actual que tienen, respectivamente Caixanova y Caixa Galicia, hasta el 67% establecido por la auditoría está en el abono de las prejubilaciones, las bajas y la remodelación de las sedes–, pero también después de que se descuente el desembolso; y la segunda, los mecanismos que se van a tomar porque antes de llegar al beneficio bruto hay que también descontar amortizaciones de deuda millonarias o provisiones para cubrir la morosidad, en constante aumento.

El balance de lo ocurrido en el negocio del ahorro en toda España durante 2008, justo con el primer varapalo de la crisis y el comienzo de la caída en picado de los márgenes de actividad, muestra las grandes dificultades que tienen las cajas de ahorros para manejar el negocio. A 31 de diciembre de ese año, según los últimos datos de la patronal, sólo doce de las 45 entidades lograban ganar más de la mitad de lo que gastaban y, por tanto, mantener su nivel de eficiencia en el nivel recomendado. Entre ellas, las dos gallegas, con la caja viguesa en aquel momento en un 40,83%, el quinto mejor dato de España, y la coruñesa en un 45,16%, en el décimo lugar. ¿Cuánto han mejorado desde entonces? Nada. Hasta 17 décimas repuntó en Caixanova y 64 en Caixa Galicia.

La tónica dominante en todas las entidades financieras ante el grave contexto económico, lo que disminuye la capacidad para absorber las provisiones que se necesitan para cubrir impagos y que han intentado equilibrar, además de con planes férreos de contención de gasto, con el cierre de oficinas. El problema es que a toda esta realidad se suma una caída de beneficios en picado que, según las previsiones de los analistas, se mantendrá este año en torno a un 10% y un 20%. "Lo que está claro –dicen varias fuentes del sector– es que los beneficios no van a crecer".

Por ese mismo motivo, el otro gran parámetro que la auditoría presenta como aval de solvencia tampoco acaba de convencer entre los expertos. El de un beneficio bruto de 2.700 millones de euros que se acumularía entre 2010 y 2015. De esa cantidad, 600 se irían al recibo del impuesto de Sociedades, como admite Facenda, con lo que quedarían limpios unos 2.100 que, en teoría, vendrían sobre todo de los últimos años de la reestructuración, con el fin ya de la devolución de los fondos del FROB. En las primeras anualidades se da por hecho un beneficio muy estrecho. "Con un 67% de índice de Eficiencia, ¿cuánto dinero ganaría la caja fusionada?", preguntan en el sector. La ratio estaría 17 puntos por encima de los límites aconsejados por los organismos reguladores e, incluso en 2015, no se quedaría muy lejos del techo de riesgo del 50%.