Aunque Galicia sigue siendo una de las comunidades españolas más seguras, la crisis económica y sobre todo los nuevos delitos de tráfico contribuyeron a que el año pasado se dispararan dos de los principales indicadores para medir la conflictividad social. Según los datos publicados ayer por el INE, en 2008 los juzgados gallegos condenaron a 11.115 personas, un 25,8% más que el año anterior y cinco puntos por encima de la media española. Paralelamente, también crecieron los delitos –un 21,1%– y en especial, todos los relacionados con la seguridad vial y el tráfico.

La razón de este repunte hay que buscarla en la última reforma del Código Penal que a finales de 2007 endureció las penas contra determinadas conductas al volante y amplió el catálogo de delitos de tráfico para incluir infracciones que, como conducir sin carné, hasta ese momento no se podían perseguir penalmente. La consecuencia inmediata fue un espectacular repunte de los delitos contra la seguridad vial en toda España, hasta el punto de que pasaron de representar el 26,7% de todas las infracciones penales cometidas en 2007, a ser el 44,1% de las que se registraron el año pasado.

Evolución llamativa

En el caso gallego la evolución no ha sido menos llamativa y durante el primer año de vigencia de la reforma penal los delitos contra la seguridad colectiva (que engloban el tráfico, los incendios con riesgo para las personas y los delitos contra la salud pública) se dispararon un 92%. Los delitos de seguridad vial son, de hecho, uno de los pocos capítulos que se incrementó en 2008, mientras otras conductas delictivas importantes en Galicia como los atentados contra el patrimonio, las lesiones o los delitos contra la Administración judicial –sobre todo, quebrantamientos de condena– bajaron respecto al año anterior.

El incremento de la delincuencia al volante ha tenido otra consecuencia y es que las penas alternativas a la cárcel, como los trabajos en beneficio de la comunidad o la retirada del carné, se han hecho mucho más populares entre los jueces hasta el punto de que el año pasado este tipo de condenas supusieron más de la mitad de todas las que se dictaron en Galicia.

Este dato se explica de nuevo por la última reforma del Código Penal, que no sólo introdujo nuevos delitos de tráfico sino que también apostó por medidas alternativas para perseguir a este tipo de delincuentes. El resultado es que frente a las 6.724 penas de prisión que se dictaron en Galicia el año pasado, los jueces impusieron 5.365 condenas a trabajos sociales, es decir, siete veces más que un año antes. En total, este tipo de medidas alternativas supusieron el 55,3% de todas las penas que se dictaron en 2008.

En cuanto al perfil del delincuente, el 92,7% de los condenados en Galicia en 2008 eran hombres y al igual que en el resto del país, a nueve de cada diez se les imputaba un solo delito. En cambio, una particularidad de la delincuencia gallega es que nueve de cada diez condenados el año pasado eran españoles, un porcentaje que en el conjunto del país baja hasta el 70% y que se explica por el escaso peso que todavía tiene la inmigración en Galicia.