Prisiones trabaja desde hace meses en la creación de grupos especiales de funcionarios para evitar que los reclusos burlen los controles internos de cada penal. En el punto de mira están los reclusos de ETA y los yihadistas. El temor a que los condenados por terrorismo intenten comunicarse con el exterior o traten de reorganizarse entre rejas ha hecho saltar las alarmas en el Ministerio del Interior. Con el objetivo de cerrar cualquier vía de comunicación que los reclusos más peligroso pretendan establecer con el exterior, como ya ha ocurrido en la prisión coruñesa de Teixeiro donde presos etarras han utilizado a reclusos comunes para contactar con la dirección de la banda, Interior ha formado a un grupo de funcionarios en cada cárcel para reforzar el control sobre el entorno de ETA y del terrorismo yihadista.

El refuerzo de la vigilancia a los condenados por terrorismo no será su única misión. Estos nuevos grupos de intervención, que ya han empezado a actuar en prácticamente todos los penales del país a excepción del de Teixeiro, también tendrán que impulsar una red de confidentes en torno a los presos etarras e islamistas. “Los funcionarios ya tienen infiltrados entre los presos comunes. Con este nuevo grupo se trata de potenciar esta red y al mismo tiempo crear una a nivel de bandas. Pero eso es más complicado y requiere más tiempo”, apuntan desde la prisión de Teixeiro.

En este sentido, los sindicatos de prisiones celebran la creación de este grupo especial de funcionarios porque, según aseguran, permitirá “ganarse la confianza” de otros reclusos para que les informen del comportamiento de cada uno de los internos en su módulo.

Los confidentes, tal y como admiten desde Teixeiro, tendrán su recompensa. “Para enterarte de lo que ocurre en un módulo de 140 presos vigilado por un solo funcionario, hay que ganarse la confianza de algunos reclusos. Es lógico que si se están jugando el cuello, tengan alguna recompensa”, reconocen desde el centro penitenciario de A Coruña. Entre los beneficios carcelarios que los funcionarios conceden a los reclusos que colaboran, está la concesión de alguna comunicación extra con sus familiares o la agilización de los trámites en la concesión de un permiso de salida.

En el caso de Teixeiro, el grupo de funcionarios ya ha sido creado hace seis meses, sin embargo todavía no ha empezado a actuar. Fuentes sindicales de la cárcel de A Coruña se preguntan los motivos por los que la dirección del centro todavía no ha habilitado un local para que empiecen a trabajar, ni les ha facilitado ordenadores ni línea telefónica con la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. La previsión era que el nuevo equipo, integrado por tres funcionarios y un jefe de servicio, empezase a crear esa red de confidentes antes del verano. Pero con las vacaciones y los turnos de descanso de por medio, su misión quedó aplazada a septiembre. Pero aún hoy, el grupo de intervención impulsado por Interior en los penales con más reclusos etarras no está operativo en Teixeiro, aunque sí en A Lama.

Investigación

Meses antes de que Interior decidiese organizar estos grupos de intervención, el departamento que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba abría una investigación por los supuestos pagos de presos de ETA en Teixeiro a reclusos comunes para contactar con la dirección de la banda. Funcionarios de la cárcel de Curtis sospechan que etarras del módulo 5 -en el que coinciden con presos de segundo grado-, así del de mujeres -donde están internas tres etarras-, han intentado abrir una vía de comunicación con los jefes de la banda a través de reclusos comunes con los que tienen contacto diario.

Al parecer, un grupo de presos etarras se habría “ganado la confianza” de algunos reclusos en segundo grado que no tienen el correo intervenido pagándoles pequeñas cantidades de dinero para que actuasen como correos con el exterior.