En declaraciones a Europa Press, este especialista señaló que la situación económica desfavorable ha supuesto un aumento, tanto en solicitud de terapias a psicólogos, como de apoyo farmacológico en atención primaria.

Para Castro Bouzas, esta situación viene motivada en primer lugar por la asistencia gratuita, y en segundo lugar, por el desarrollo de la cultura "de escasa tolerancia al sufrimiento y a la incertidumbre".

"Sin minusvalorar el sufrimiento, en el pasado y ante cierto grado de incertidumbre económica, como en las reconversiones industriales de Ferrol, si hubo un incremento de consultas, pero no tan masivo como en la actualidad", apuntó.

En la mayoría de los casos, la patología es un trastorno adaptativo, dificultad para adaptarse a la nueva situación, que debe solucionarse en dos o tres semanas, y que suele venir acompañado de ansiedad, cambios de humor, insomnio u ánimo triste. De no solucionarse este "duelo", el paciente debería acudir a la ayuda de fármacos para superarlo.

RECURSOS PROPIOS

No obstante, este especialista incidió en la necesidad de "utilizar los recursos propios" para superar el problema y evaluar cuales son los inconvenientes que pueden solucionarse, y cuales no, tales como evitar la inmediatez, o apoyarse en las redes sociales, como la familia o los amigos. "En ocasiones es fácil recurrir a la medicación pero eso a veces nos anula para luchar, debemos hacer el esfuerzo personal", explicó.

En este sentido, destacó que los recursos con los que cuentan los psicólogos para hacer frente a estos problemas son "muy limitados" porque "cuando todo va bien nadie se acuerda de reforzar los dispositivos para cuando estén mal y, en época de crisis, el Estado ve limitados fuertemente sus recursos para reforzarlos", si bien reconoció que una sanidad pública, que proviene a los pacientes de ansiolíticos y tranquilizantes, permitirá que los españoles cuenten con la asistencia necesaria para hacer más llevadera la situación, al contrario de otros países como Estados Unidos.

De hecho, en Estados Unidos han cuantificado ya los efectos de la crisis en la salud y, en el último año, han aumentado los casos de depresión y los pensamientos suicidas un 75 por ciento, las consultas por estrés financiero un 21 por ciento y los ingresos psiquiátricos un 10 por ciento.

Una situación que también ha provocado un aumento de consumo de sustancias estupefacientes en este país, un hecho que si bien en está ocasión todavía no se ha constatado, si se dio en crisis anteriores. Por ello, Castro Bouzas apuntó la importancia de no recurrir al consumo de sustancias como las drogas o el alcohol para hacer frente a los problemas económicos o a una nueva situación financiera, pues "se deben buscar los medios para calmar el desasosiego pero sabiendo lo que ocurre, no anestesiandolo".