X. A. Taboada / Santiago

Emilio Pérez Touriño revalidó ayer su liderazgo al frente del PSdeG-PSOE con el apoyo del 97,37% de los 456 delegados que votaron en la primera sesión del undécimo congreso del partido. Sólo doce papeletas se presentaron en blanco y no hubo ninguna contraria. Con este abultado respaldo y visiblemente emocionado, el secretario xeral de los socialistas gallegos se marcó el "objetivo ambicioso" de conseguir la "confianza mayoritaria del pueblo gallego" en las próximas elecciones porque ve "imparable" a Galicia y al PSOE. Nada dijo en su discurso final del PP o del BNG, aunque sí lo hizo una hora antes en un mensaje a puerta cerrada destinado sólo a los compromisarios. En este contexto, Touriño soltó que BNG y PP "comparten el mismo modelo de redes clientelares de distinguir a los que tiene carné de los que no", un sistema, añadió, que no gusta nada al PSOE porque los socialistas "trabajan para todos".

El líder socialista confesó que en la coalición de la Xunta con el BNG hay dificultades y que él lo sabe mejor que nadie, y aunque avaló la alianza por tratarse de un mandato de la ciudadanía y por lo que significa de "estabilidad y seguridad en el cambio" con respeto a la Xunta del PP, también reclamó la conveniencia de que el PSOE aumente su respaldo social en los próximos comicios para así tener "más autonomía" y poder desarrollar sus proyectos con más garantías.

Éstas fueron las únicas palabras de Touriño sobre el BNG, aunque al PP destinó algunas más, ya en su discurso público, sobre todo por el papel de Núñez Feijóo de quedarse "mudo" ante los ataques que de desde Madrid se están haciendo contra la lengua gallega.

El secretario xeral del PSdeG-PSOE, que renueva en el cargo por cuarta vez, confesó que ahora se siente con más fuerza, ganas e ilusión que nunca y que seguirá al frente del partido hasta que la militancia quiera. Por tanto, no se puso fecha de caducidad en sus aspiraciones.

En el congreso intervino también el vicesecretario general de PSOE, José Blanco, que rechazó de plano la posibilidad de introducir recortes en las políticas sociales a causa de la crisis económica.