El presidente Rajoy respaldó ayer a los empleados del PP procesados por la destrucción de Luis Bárcenas, una causa por la que el propio partido, como entidad jurídica, se sentará en el banquillo. Para el jefe del Ejecutivo, el juicio se abre contra "unos funcionarios que yo creo que se han comportado como habitualmente se comporta la gente en una circunstancia como esta". Rajoy manifestó, en un desayuno con Europa Press, que "preferiría que no se produjera" el juicio por el borrado de los ordenadores del extesorero, pero asume que su "obligación es respetar las decisiones de los tribunales".

El PP mantuvo una dura pugna legal en su intento de evitar que esta causa desembocara en un juicio público y llegó a recusar a la jueza instructora alegando su proximidad al PSOE. Los populares pidieron el sobreseimiento al amparo de la "doctrina Botín", alegando que la causa debía cerrarse al no haber acusación de la Fiscalía y después de que el propio Bárcenas decidieran retirar la acusación particular. Pese a ello, la juez siguió adelante y sentará en el banquillo a la tesorera del partido, Carmen Navarro; al abogado Alberto Durán y al exresponsable informático José Manuel Moreno, acusados de daños informáticos y encubrimiento. Sobre el PP pesa sólo la primera de las acusaciones.

Por otro lado, preguntado si se podía haber hecho más teniendo en cuenta el efecto que produjo en España la combinación de crisis económica y corrupción, reconoció que ni han sido buenos los casos de corrupción ni lo fue la crisis: "Probablemente algunas personas debieron tener comportamientos más honorables y probablemente en materia económica podrían haberse tomado otras decisiones que fueran mejores para España".

Sin embargo, destacó que él se queda "con lo positivo, con el futuro", que es que "la sociedad española ha sido capaz de superar esas dos crisis y de ahí va a salir mucho más fortalecida de cara a los próximos años".