Pablo Iglesias perdió ayer la moción de censura para derribar a Mariano Rajoy del Gobierno. Fracasó en eso, pero a cambio logró que el PSOE no se cerrara a colaborar en un futuro para "echar al PP de las instituciones". Y si es cierto, como el jefe del Ejecutivo insinuó el martes, que el fin de la moción era acercar posturas con los socialistas, no se puede decir que su fracaso haya sido completo. De momento, sin embargo, el presidente del Gobierno se siente "reforzado y satisfecho" porque "la inmensa mayoría" del Congreso ha rechazado el proyecto de los "radicales" y "extremistas" de Podemos.

Esa "inmensa mayoría" sale de la suma de noes y abstenciones que deparó la votación de la iniciativa parlamentaria de Unidos Podemos, después de más de doce horas de debate. Iglesias cosechó 82 síes: los 67 de su grupo, los 4 de Compromís, los 9 de ERC y los 2 de EH Bildu. En contra votaron 170 diputados: los 134 del PP, 2 de UPN, 1 de Foro, 32 de C's y 1 de CC. Las abstenciones correspondieron a los 84 escaños del PSOE, 5 del PNV, 1 de NC y 7 del PDeCAT, dado que uno de sus parlamentarios se ausentó del Hemiciclo.

La segunda sesión del debate registró dos picos de tensión: el cara a cara de Iglesias y el líder de C's, Albert Rivera, quienes, por más que lo intenten, no pueden ocultar su mala relación personal, y las intervenciones del portavoz del PP, Rafael Hernando, con quien el candidato mantuvo un áspero rifirrafe sobre corrupción, apoyo a "dictaduras" como la venezolana o la del "Gobierno iraní" y "puertas giratorias".

El líder de Podemos atacó a Hernando al achacarle a él y a su partido falta de "honradez", "decencia" y "honestidad", y acusarlos de estar "parasitando el país". Sin arredrarse en absoluto, el portavoz del PP le espetó que él (Iglesias) "ha puesto el cazo" para poner a su país al "servicio de dictaduras" y que, por lo tanto, "lecciones de ética y de honradez" no puede dar "ninguna".

Las réplicas de Hernando, cada vez más fuertes, llegaron a su punto máximo cuando vaticinó que un Gobierno presidido por Iglesias "rescataría las checas". Fue después de que el secretario general de Podemos le dijera que "a la vista de los precedentes del PP", no podía prometerle que "nunca irá a la cárcel". Poco antes, el portavoz popular había pronosticado que Iglesias "nunca" encabezará el Ejecutivo.

Pero fue el último ataque de Hernando -una inequívoca referencia a la relación sentimental que Iglesias mantiene con la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero- el que pareció dejar tocado al candidato, que no se lo esperaba. Al menos, al candidato que desde el martes ha intentado potenciar su imagen presidenciable empleando un tono más moderado que el que suele ser de su gusto.

Precisamente el tono conciliador que empleó en su debate con el portavoz del PSOE, José Luis Ábalos, con intención de nutrir la posibilidad de un pacto para formalizar "una mayoría alternativa" en la Cámara baja.

Sin embargo, a la vista de los discursos de uno y otro, lo único que ayer pareció crearse fue una expectativa de colaboración. Ábalos reconoció la "disposición" de su partido a "construir" una mayoría de signo político distinto, pero a juzgar por sus palabras, la colaboración no tiene por qué reducirse necesariamente a Unidos Podemos. También podría entrar C's, lo que, para Iglesias, sigue siendo tabú.

Pero ayer no era día para poner obstáculos expresos a una colaboración que ni siquiera ha empezado a explorarse, así que Iglesias prefirió quedarse con la afirmación de Ábalos de que PSOE y Unidos Podemos comparten el "diagnóstico" y de que las discrepancias en lo tocante a "propuestas" igual no son "tantas". O con la crítica a C's por sostener al PP pese a la avalancha de casos de corrupción.

Lo hizo a pesar de que el portavoz socialista se detuvo un buen rato a señalar las coincidencias que hay entre las propuestas que el martes hizo Iglesias y el programa de medidas que PSOE y C's pactaron con vistas a la fallida investidura de Pedro Sánchez, en marzo del año pasado.

Y no solo eso: el aspirante también tuvo que aguantar los reproches que Ábalos le lanzó por no votar a favor de Sánchez en aquella ocasión, unidos a los ya expuestos en los días previos al debate de la moción sobre las condiciones en que se anunció la iniciativa destituyente, sin programa ni candidato, y con evidente voluntad de interferir en las primarias socialistas.

Pero Iglesias había decidido ayer cortejar al PSOE. Alabó el "nuevo PSOE", en el que detecta "grandes avances" tras el regreso de Pedro Sánchez. Y aunque propuso trabajar ya este verano, "de igual a igual", para presentar "con urgencia" otra moción de censura contra Rajoy, agradeció "el buen tono" y constató que "tanto el contenido como las formas contrastan notablemente" con el PSOE anterior.

"Ha dicho que es justo censurar a este Gobierno, se lo agradezco, y también que trabajemos para construir mayorías. Le tomo la palabra y nos comprometemos con este PSOE a trabajar por esa mayoría alternativa que pueda sacar a este Gobierno de las instituciones", dijo el candidato.

Pero en su turno de réplica, Ábalos mostró a las claras su malestar por las duras críticas de Iglesias a "compañeros" como el anterior portavoz, Antonio Hernando, y sacó pecho por los 138 años de historia del PSOE, para los que pidió un "respeto" que el líder de Podemos tuvo a bien ofrecerle instantes después.

Y volvió a salir en defensa de C's, ante la necesidad que Iglesias encontraba a cada paso de sacar a la formación naranja de un hipotético espacio de colaboración con los socialistas.

"Sabemos que Ciudadanos no está a la izquierda, pero hay momentos en la política en que hay que sumar y abrir escenarios, sobre todo cuando se trata de regenerar", dijo Ábalos. Una nueva alusión a la oportunidad de sacar al PP del Gobierno que Podemos dejó escapar en marzo de 2016 -al no abstenerse ante Sánchez-, que completó con una defensa de los motivos para la abstención socialista de ayer. "A veces abstenerse no es tan grave".