Un gobierno continuista en el que se refuerza el área económica y son baja los ministros más veteranos. Y también el más cuestionado, el hasta ahora titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, reprobado por la oposición. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y Luis de Guindos son los dos puntales del gabinete, ambos con atribuciones reforzadas y para asumir los grandes asuntos de la legislatura marcados por Rajoy: encarar el desafío catalán y apuntalar la economía.

Con redistribución de competencias, el gabinete sigue teniendo 13 carteras, seis de las cuales asumen personas sin experiencia previo en el Ejecutivo.

En consonancia con lo que ha reiterado como prioridad, la consolidación de la recuperación, Mariano Rajoy refuerza el área económica del su nuevo Ejecutivo con la concesión de mayores competencias a Luis de Guindos, que además de Economía se ocupará de Industria y Competitividad. Para apuntalar a De Guindos -que se refuerza frente a su rival en Hacienda, Cristóbal Montoro- Rajoy recurre a Álvaro Nadal, hasta ahora en su círculo de asesores como director de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno. Nadal se ocupará del Ministerio de Energía, desgajado de Industria, que lleva aparejado también Turismo y Agenda Digital.

El de Álvaro Nadal es uno de los rostros conocidos en el entorno gubernamental pero nuevo en un Ejecutivo en el que entran seis miembros sin experiencia ministerial. Lo mismo ocurre con María Dolores de Cospedal, que será la segunda mujer en asumir el Ministerio de Defensa, y que seguirá como secretaria de Organización del partido aunque quizá se vea obligada a renunciar a esas atribuciones orgánicas. Cospedal asume un departamento que no está en el ámbito de lo político, lo que, a priori, la mantendría alejada de Soraya Sáenz de Santamaría, la todopoderosa vicepresidenta reforzada ahora con las competencias en Administraciones Territoriales. Sáenz de Santamaría conserva intacta su condición de mujer de confianza de Rajoy y sobre ella recae lo que el presidente calificó en su debate de investidura como el "reto más grave que tiene España en estos momentos", el desafío soberanista de Cataluña. Además, la vicepresidenta seguirá teniendo a sus órdenes el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), dependiente de Defensa hasta que quedó incorporado el Ministerio de la Presidencia en la legislatura pasada.

En un gabinete en el que dominan los altos funcionarios, el diplomático Alfonso Dastis ejercerá como Ministro de Exteriores y Cooperación. Es una de las caras menos conocidas del nuevo gabinete pese a la relevancia de algunos de sus cometidos anteriores. Dastis fue un hombre clave para España durante los años más duros de la crisis, en los que ha hecho frente a complejas negociaciones como embajador del país ante la Unión Europea.

Fátima Báñez se mantiene en el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Con Montoro, De Guindos y Sáenz de Santamaría compone el cuarteto que desde 2011 estuvieron presentes en los gobiernos de Rajoy. Báñez y Nadal formaron además parte de la comisión que negoció con Ciudadanos el acuerdo de investidura. Otra integrante de dicha comisión, la hasta ahora diputada catalana Dolors Monserrat Monserrat es la nueva ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, otro de los rostros de estreno del gabinete. Monserrat es uno de los nombres con los que Rajoy quiere acentuar el rasgo dialogante que, desde la Moncloa, se asegura tiene el nuevo Gobierno.

Las dos caras nuevas restantes son las de Juan Ignacio Zoido Álvarez, antiguo alcalde de Sevilla, quien ejercerá como ministro del Interior, y del hasta ahora alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, nuevo titular de Fomento. En el capítulo de cambios figura también el de un nuevo portavoz para sustituir a Soraya Sáenz de Santamaría en ese cometido. El papel lo asumirá desde hoy mismo, cuando tras la jura o promesa de sus cargos se celebre el primer Consejo de Ministros, el titular de Educación y Cultura, Íñigo Méndez.

La salida de los veteranos José Manuel García-Margallo, Jorge Fernández Díaz y Pedro Morenés la entrada de otros más jóvenes rebaja ligeramente la edad media del Ejecutivo, que ahora es de 52 años.