Ciudadanos esperaba una respuesta más entusiasta del PP a sus seis exigencias para sentarse a negociar el voto favorable a la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. La formación que lidera Albert Rivera mostró ayer su malestar por la decisión del PP de aplazar la respuesta una semana, hasta que el miércoles próximo se reúna el Comité Ejecutivo del partido. De ese encuentro puede salir una respuesta positiva pero también algunas contrapropuestas, como reconocieron ayer miembros de la dirección popular, lo que complicaría todavía más los pasos previos a las conversaciones entre ambas formaciones y daría, probablemente, al traste con las previsiones de Rivera de que haya debate de investidura en la última semana de agosto o en la primera se septiembre.

El que más en evidencia dejó ayer el malestar de Ciudadanos por la respuesta del PP fue el secretario general del grupo parlamentario, Miguel Ángel Gutiérrez, quien considera "poco serio" que Rajoy necesite una semana para decidir sobre las seis exigencias formuladas desde su formación. El documento "es muy sencillo", por lo que para Gutiérrez resulta "incomprensible y sorprendente" que no tenga una respuesta inmediata. "Es un folio con preguntas para decir si acepta o no. No da lugar a interpretaciones o matizaciones. Convocar una ejecutiva en España hoy en día en una semana parece un poco de risa. No parece muy serio, desde luego", concluía ayer el portavoz parlamentario de la formación naranja.

En tono más moderado, el líder del partido compartía la sorpresa por el aplazamiento de la respuesta a sus condiciones. Albert Rivera reconocía ayer que él hubiera convocado de forma inmediata al órgano ejecutivo encargado de pronunciarse sobre la propuesta. Los seis puntos -que van desde la expulsión de todos los cargos públicos imputados a la creación de una comisión de investigación sobre el "caso Bárcenas"- son tan asumibles que, según Rivera, "cualquier demócrata español lo puede firmar". Por eso espera que las negociaciones se resuelvan pronto para que haya un nuevo gobierno en septiembre, del que Ciudadanos no formará parte. Rivera es consciente de que ese calendario será inviable "si el PSOE no se mueve de su inmovilismo y el PP no da un paso y no pone fecha".

Pero pueden surgir otros inconvenientes. El vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, dejaba ayer la puerta abierta a que la respuesta a las condiciones de Ciudadanos no fuera un "sí" estricto sino que incluyera una "alternativa asumible", posibilidad de la que nunca habló Rivera. "La propuesta que ha hecho Ciudadanos tendrá que debatirse, analizarse, tendrá que ser criticada, informada...", expuso ayer Casado en Ávila. Tras ello, habrá una resolución del Comité Ejecutivo en base a la cual Rajoy contestará a Rivera "bien con la aceptación de esas medidas o bien con una alternativa asumible". "Por ahora somos optimistas porque son propuestas que se pueden aceptar", añadió Casado.

Otro miembro de la dirección popular, el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maillo, justificaba el aplazamiento de la respuesta a Ciudadanos en razones orgánicas. El plazo es "perfectamente lógico" porque los estatutos del partido establecen que el Comité Ejecutivo debe convocarse con 72 horas de antelación. Además "no todo el mundo vive en Madrid". Martínez-Maillo insistió ayer en poner el foco sobre los socialistas "Lo que más nos gustaría es un acuerdo con el PSOE", afirmó Martínez-Maíllo, para quien "si el PSOE quiere, o por lo menos no obstaculiza, habrá Gobierno y si no, habrá terceras elecciones".

Los socialistas resisten a las presiones populares. "Estamos acostumbrados", señalaba ayer el portavoz del PSOE en el Senado, Óscar López, para quien resulta "verdaderamente incomprensible" que el PP se empeñe en exigir que los socialistas faciliten el Gobierno de los populares. Cuando el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, intentó la investidura en marzo "jamás se le ocurrió" decir que Rajoy tenía que respaldarle, apuntó López. El portavoz socialista criticó a Ciudadanos por incluir entre las condiciones a Rajoy exigencias que habrían salido adelante en el Congreso sin necesidad de recurrir a los votos del PP.