La diputada de la CUP Anna Gabriel advirtió ayer al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, que si incluye los presupuestos de 2017 en la negociación de la cuestión de confianza serán las bases de la formación las que decidan el sentido de su voto, lo que, dada la sensibilidad reinante en los militantes anticapitalistas equivale a una amenaza de derribo.

De hecho, rompiendo con su tradición asamblearia, la CUP ha decidido que la negociación de la postura ante la moción de confianza, que se celebrará en septiembre, se haga al margen de las bases. En una entrevista con la agencia catalana ANC, Gabriel explicó que las conversaciones deben ser breves, ya que sólo tienen que versar, a su entender, sobre el referéndum unilateral de independencia y sobre la hoja de ruta para llevar esta a la práctica.

Para Gabriel, Puigdemont debe saber que el voto de la formación anticapitalista será de respaldo si la posición del presidente de la Generalitat coincide con la suya, esto es, poner fecha al referéndum sobre la independencia y, de ese modo, materializar el compromiso de celebrarlo. La diputada de la CUP recordó al President que esa es la decisión aprobada por las asambleas territoriales.

Alberto Garzón

El coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, considera que el Gobierno de la Generalitat de Cataluña que preside Carles Puigdemont "tiene los días contados" ya que, a su juicio, su pacto con la CUP "no tiene sentido" y lo convierte en un Ejecutivo "frágil" y de "artificio".

"Tiene una serie de contradicciones internas irresolubles y además es expresión de un momento político muy volátil de Cataluña", explicó el líder de IU en una entrevista concedida a la agencia "Europa Press", en la que ha manifestado que él "nunca" le ha visto el sentido al acuerdo sellado entre el partido "que defiende los intereses de la oligarquía catalana" y "la izquierda que representa a las clases populares", aunque sea independentista.

Este es el motivo principal por el que, según Alberto Garzón, el Ejecutivo fruto de ese pacto no va a durar y sólo es el resultado del momento político concreto y "volátil" que vive Cataluña, y que va a seguir cambiando "a una velocidad muy importante".