El líder socialista, Pedro Sánchez, salió como entró de su reunión de ayer con el Presidente en funciones: con un no en los labios, aunque, según aseguró, "más preocupado", ya que no pudo saber por boca del propio Mariano Rajoy si se presentará o no a la investidura.

Sánchez reiteró a Rajoy que los socialistas votarán no si finalmente se somete al voto del Congreso y le instó a que "se ponga a trabajar ya" y negocie los apoyos que necesita con "las derechas". Con esta expresión, el líder socialista aludía tanto a Ciudadanos como al PNV y al PDC (antigua Convergencia). Al referirse a la necesidad de ponerse ya a la labor, el secretario general del PSOE no quiso privarse del recurso a la ironía: "Entiendo que sus tiempos (los de Rajoy) son mucho más lentos que los de la mayoría de los españoles"

Por lo demás, Sánchez se mostró dispuesto a reunirse con Rajoy cuantas veces le llame, aunque no quedó claro con qué intención ya que, esgrimió, no lo haría para negociar. "La izquierda no va a apoyar a las derechas", proclamó el líder socialista.

Sánchez rechazó abrir una mesa de negociación para encontrar puntos de acuerdo y también la oferta de Rajoy de formar una coalición de gobierno entre PP y PSOE. Según el cabeza de filas socialista, sus diputados "no van a estar en ninguna gran coalición" porque son "la alternativa al PP". "En consecuencia, no vamos a apoyar aquello que queremos cambiar".

Aunque eludió una vez más descartar si podría llegar a intentar una mayoría alternativa si Rajoy fracasa, el secretario general del PSOE recalcó que el mandato que le han dado los españoles en la nueva legislatura es hacer oposición.

En cuanto a los límites de su roqueño no a Rajoy, Sánchez dejó una tenue línea de fuga. ¿Podría plantearse un cambio de opinión si Ciudadanos al final pasase de la abstención al sí? La respuesta de Sánchez fue que esa decisión habría de tomarla el Comité Federal del PSOE.