La canciller germana, Angela Merkel, reconoció ayer que el "desafío" que plantea para Europa la masiva llegada de refugiados sirios durará todavía "mucho tiempo" y, curándose en salud, dado que Alemania es el destino elegido por la mayoría de las personas que huyen de la guerra en el país árabe, advirtió que si la Unión Europea no acuerda un reparto equitativo de las cuotas de acogida, "muchos" cuestionarán la pervivencia de la zona Schengen.

La política alemana hizo esta advertencia en Berlín, horas antes de recibir al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien, a su llegada a la capital germana, y tras ser preguntado por la crisis de refugiados, dijo que no hablaría del asunto hasta hoy, cuando ofrecerá una rueda de prensa conjunta con Merkel.

España no está dispuesta a dar asilo a más de 2.000 solicitantes, pero el PSOE le reclama que no sea "cicatero ni insolidario" y que acoja, al menos, a 4.000. En la última cumbre comunitaria dedicada a inmigración, celebrada en junio, España, junto a países como Chequia, tumbó la propuesta de Bruselas para adoptar un sistema de cuotas obligatorias.

"Si no logramos una distribución justa de los refugiados, por supuesto que el tema de Schengen estará en la agenda de muchos", avisó Merkel, en referencia al espacio europeo sin fronteras que comparten 26 países, cuya pervivencia está siendo puesta en entredicho por los países que, como Hungría, sufren más intensamente la oleada de refugiados.

A territorio húngaro los desplazados llegan a través de Serbia y, antes, Macedonia y Grecia, adonde arriban por mar desde Turquía. Centenares de ellos intentaban ayer conseguir billetes en la estación Keleti de Budapest para subirse a algún tren con destino a Austria o Alemania, tras anunciarse que quienes portaran documentos de identidad podrían abandonar el país. Esa posibilidad fue abortada el domingo por los policías que vigilaban los accesos a la estación, pero, después de las protestas de los refugiados, los agentes fueron retirados.

Uno de los trenes que salió ayer de la capital húngara, con casi 300 refugiados a bordo, quedó retenido en la frontera con Austria, desde donde las autoridades de la república alpina devolvían a Hungría a quienes habían iniciado el trámite de solicitud de asilo en territorio magiar.

Además, la decisión de Austria de intensificar los controles en la frontera con Hungría, tras la muerte de 71 refugiados en el interior de un camión, generó colas kilométricas en la principal autopista entre Budapest y Viena.

Hungría interceptó entre el viernes y el domingo a 8.792 refugiados y Bulgaria ha reforzado la seguridad en sus fronteras con Turquía, Grecia y Macedonia movilizando más policías, gendarmes e, incluso, soldados.