Este lunes se cumplen tres años desde que la banda terrorista ETA anunciara el cese definitivo de la violencia. Aprovechando esta fecha el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha pedido paciencia y determinación para consolidar el final definitivo del terrorismo de ETA y ha estimado que hay motivos de esperanza para alcanzar este objetivo.

Urkullu ha reflexionado sobre esta cuestión en un artículo publicado por diversos medios del País Vasco, tres años después del anuncio del cese definitivo de la violencia por parte de la banda terrorista ETA.

El lehendakari reitera que el fin de la violencia de ETA abre la posibilidad "real" de iniciar una nueva etapa para la convivencia en Euskadi aunque reconoce que no va a ser un "camino fácil" de recorrer.

Enumera los logros alcanzados en estos tres años y las cuestiones que quedan pendientes de realizar entre las que cita "el desarme y la desaparición de ETA", el reconocimiento por parte de la banda terrorista "del daño injusto causado", así como "una revisión crítica de su pasado".

También considera que está pendiente la "modificación de la política penitenciaria" y la "consolidación de un foro de diálogo, como la Ponencia de Paz y Convivencia", abierta en el Parlamento Vasco pero paralizada por discrepancias entre el PSE-EE y EHBildu sobre el "suelo ético" que debe tener.

Urkullu ve pendiente también "la configuración de un acuerdo de convivencia que explicite los mínimos que configuran nuestro punto de encuentro".

Entre los logros destaca el que "todas las sensibilidades políticas tengan una representación legalizada", en referencia a la legalización de Sortu, la marca de la izquierda abertzale, y el que las cuatro grandes formaciones políticas, en referencia a PNV, EHBildu, PSE-EE y PP, "dialogamos, acordamos y discrepamos con normalidad en el Parlamento Vasco".

Considera también un avance el hecho de que "víctimas de distintas sensibilidades se reúnen y hacen gestos y discursos audaces para la convivencia".

No obstante a las cuestiones que quedan pendientes, el lehendakari ve motivos para la esperanza porque la sociedad vasca "en su vida cotidiana, consolida el proceso de paz y convivencia de un modo irreversible".

Pero pide, por último, "insistente paciencia" para "enfrentar las dificultades de un recorrido complejo".