| Unos 300 inmigrantes con palos, cuchillos y ganchos protagonizaron ayer el intento más violento de saltar la valla de Melilla en "una de las madrugadas más tensas" que ha vivido el perímetro fronterizo entre la ciudad y Marruecos, que se saldó con la entrada de ocho de ellos y diez heridos entre guardias civiles e inmigrantes. Los sin papeles lanzaron contra los agentes ropa ardiendo rociada con gasolina y en un forcejeo un guardia cayó desde una altura de casi cinco metros.